“Es una lástima que un espacio de integración continental como esta cumbre haya dejado de ser un punto de encuentro para todos los países de América”, ha declarado este viernes el jefe de la Diplomacia boliviana en la IX Cumbre de las Américas, realizada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, EE.UU.
Tras cuestionar la decisión de la Administración de Joe Biden de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la cita, Mayta ha dicho que estas acciones unilaterales minan el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y otros documentos fundamentales para las relaciones internacionales.
Considerando la postura de la exclusión como una “vuelta a un pasado gris”, el titular boliviano ha insistido en que su país demanda respeto y reclama el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados.
Al hacer referencia al papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el golpe de Estado de 2019 contra el expresidente boliviano Evo Morales, Mayta ha asegurado que la OEA y su secretaría general ya “no son garantes de la institucionalidad”, del Estado de derecho y del respeto a los derechos humanos.
Durante su intervención en la #CumbredelasAméricas, el canciller @RogelioMayta_Bo lamentó que este espacio de integración continental, haya dejado de ser un punto de encuentro para todos los países de América.#DiplomaciaDeLosPueblos pic.twitter.com/1Iy09WSqwM
— Cancillería de Bolivia (@MRE_Bolivia) June 10, 2022
El referido canciller participó en la Cumbre de las Américas como representante de su país después de que el presidente de Bolivia, Luis Arce, declinó asistir al evento en rechazo a la exclusión impuesta por EE.UU., anfitrión de la cita continental.
La polémica comenzó cuando el Gobierno estadounidense decidió el 2 de mayo excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo que generó el boicot de otros países, como Bolivia, Guatemala y Honduras, así como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la Comunidad del Caribe (Caricom).
Ante tal panorama, los expertos señalan que el evento fue una vergüenza para el presidente estadounidense debido al boicot de gran impacto.
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