Tras nueve meses de negociación desde la activación del artículo 50, el Reino Unido ha conseguido este viernes finalizar la fase uno de las negociaciones, alcanzando un acuerdo que cumple con las líneas rojas de Bruselas sobre los derechos de ciudadanos comunitarios, la cuantía económica y la frontera con Irlanda.
En cuanto a los detalles del texto, se garantiza la reciprocidad de derechos para los 3,5 millones de comunitarios que viven en el Reino Unido y las 1,5 millones de británicos residiendo en Europa, sin discriminación por motivo de nacionalidad.
La frontera con Irlanda, que ha moldeado mucho los términos del acuerdo, elimina la posibilidad de una frontera física mediante el compromiso de que Irlanda del Norte y en consecuencia, el Reino Unido, mantengan regulaciones europeas para evitar la necesidad de aduanas fronterizas.
Tras la aprobación del acuerdo el próximo 15 de diciembre por parte de los 27, comenzarán las negociaciones para un marco comercial entre ambos bloques, y un periodo de transición, pero oficiales de la Unión Europea (UE) indican que no será hasta febrero, siempre y cuando la primera ministra británica, Theresa May, y su Gabinete tengan una idea clara de qué desean.
El acuerdo alcanzado este viernes certifica una salida británica principalmente en nombre. Si las negociaciones de la fase dos no consiguen los objetivos deseados, el Reino Unido seguirá dentro del mercado común, aceptando la jurisdicción del tribunal europeo de justicia, y por último, desembolsando una gran cantidad económica para salir, cuya cifra final oscila entre los 35 y 39 mil millones de libras. Con ello, Theresa May ha conseguido traicionar sus propias líneas rojas de negociación, y al sector más euroescéptico de su partido.
Ian Díez, Londres.
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