El primer ministro británico, Boris Johnson, sigue firme en su postura sobre Brexit. Durante su primera comparecencia ante el Parlamento, el nuevo líder conservador y jefe del Gobierno reiteró que abandonar la Unión Europea (UE), el 31 de octubre, será la misión de su Administración.
Johnson confió en alcanzar una retirada negociada en el poco tiempo que queda para la desconexión. No obstante, calificó de inaceptables los términos del acuerdo del Brexit que su predecesora, Theresa May, ya negoció con Bruselas.
Desde el otro lado de la Cámara, el líder del Partido Laborista (PL) británico, Jeremy Corbyn, exigió la celebración de nuevas elecciones generales con el argumento de que Johnson no se ha ganado el apoyo del pueblo.
Corbyn también pidió que se someta a votación en un plebiscito cualquier pacto del Brexit que se negocie con la UE, en cuyo caso los laboristas respaldarían la permanencia en el bloque.
En la misma línea, el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, alertó que eliminar el llamado “backstop” —una cláusula que obligaría a que Irlanda del Norte se mantenga integrada en las estructuras comunitarias para evitar establecer una aduana— del acuerdo del Brexit, negociado por Londres y Bruselas, equivale a una salida caótica.
Desde Bruselas, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, le dejó claro a Boris Johnson en una conversación telefónica que el acuerdo de divorcio cerrado en noviembre es el “mejor y único” pacto posible. Pero anunció que están dispuestos a retrabajar la declaración política que lo acompaña y que sienta las bases de la futura relación.
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