La PDRC, una organización cercana al régimen bareiní, ha emitido un amplio reporte sobre las agresiones que sufren los detenidos cuando llegan a dicho centro penitenciario, conocido por la brutalidad en el trato a los encarcelados.
De acuerdo con el informe, las autoridades bareiníes han detenido a los guardias de prisión que asaltaban y golpeaban a los nuevos reclusos.
No obstante dicha comisión ha ignorado por completo las denuncias de tortura y la causa de las revueltas acaecidas en dicha cárcel en marzo de 2015 que, según evidencias, estallaron en protesta por la condición inhumana y las frecuentes torturas contra los reclusos.
Según el Instituto Baréin para los Derechos y las Democracia (BIRD, por sus siglas en inglés), en una crítica a PDRC , acusa a esta organización de ser cómplice del régimen de Al Jalifa en sus crímenes, como el uso sistemático de torturas Jau para intimidar a los opositores en prisión.
En el centro penitenciario de Jau hay actualmente más de 2500 detenidos, la mitad de esta cifra, se encuentra en prisión por razones políticas como participar en las protestas que exigen reformas y democracia.
Diferentes organismos como el Parlamento Europeo (PE) y el Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) denuncian constantemente al régimen bareiní por las torturas a las que somete a los presos, en particular a los políticos.
Baréin vive una etapa de inestabilidad política desde que, en 2011, la mayoritaria comunidad chií se echó a las calles para reclamar reformas y mayor participación política; levantamiento que fue aplastado por las autoridades con la colaboración de fuerzas militares enviadas por el régimen de Arabia Saudí.
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