Según plantea el periodista Thierry Meyssan en los últimos meses el mapa de Asia Occidental ha cambiado y las alianzas se están transformando. Irán, país que según la estrategia de Trump en cuanto a Asia Occidental es la causa de los problemas de esa región, no constituyen un peligro. La política de Trump está logrando alcanzar sus fines de “paz” en Asia Occidental y lo que está en juego es la repartición de esa zona entre Estados Unidos y Rusia. Es una lectura de los acontecimientos sin duda, pero tendenciosa.
El diseño actual de Asia Occidental fue el resultado de que Gran Bretaña en 1916 firmara con Francia un acuerdo secreto (Sykes Picot) el cual, complementado con el compromiso (Declaración de Balfour) que al año siguiente harán los ingleses con el movimiento sionista, sirvió para que se dividieran el territorio de las provincias árabes otomanas del oriente entre ellos, diseñando el modelo de lo que debía ser, y fue, esa zona al terminar la Primera Guerra Mundial: un mundo árabe mantenido en la división y al mismo tiempo disminuido por la política sionista. Lo que fue expresado claramente en un mensaje dirigido en julio de 1920 por Alexandre Millerand - quien fuera presidente de Francia en esos momentos -, al General Henri Gouraud - comandante del ejército francés del Levante -, donde escribió que era preferible ver a Mosul en la esfera británica y a Palestina bajo los sionistas que estar en presencia de un gran Estado árabe controlado por ellos sólo en apariencia[1].
Las potencias del momento manipularon las diferencias étnicas y religiosas para minar la resistencia a la colonización, trazaron nuevas fronteras donde no las había (Siria, Líbano, Palestina), cedieron territorios, dividieron pueblos (como los kurdos que fueron colocado bajo cinco diferentes soberanías: Turquía, Irak, Irán, Siria y Armenia), crearon o reconocieron monarquías - Egipto, Irak, Arabia Saudita, Kuwait y Jordania - e inventaron nuevos países (Transjordania, Irak, Kuwait). Y, como colofón, crearon condiciones para que los sionistas pudieran cumplir fielmente su papel. Las ambiciones de éstos, sin embargo, desbordaron a sus patrocinadores.
El momento, no obstante, fue más que propicio para pasar a estar bajo el manto protector de Estados Unidos. País que emerge tras la Segunda Guerra Mundial como insignia del bloque capitalista con un fabuloso desarrollo económico y capacidad financiera ilimitada, desplazando en Asia Occidental a Francia y Gran Bretaña como actor protagónico, y países en cuyo seno también emerge y se desarrolla el sionismo. Era imprescindible rediseñar el mapa de Asia Occidental, o, para ser más precisos, ajustar sus mecanismos para impedir a toda costa la unidad árabe e islámica destruyendo a esos países y asegurar su dominio y la superioridad sionista. Es parte de la historia del imperialismo norteamericano por mantener su hegemonía mundial. Afganistán fue el primer paso para lo que se llamó el Gran Oriente Medio, una concepción estratégica cuya esencia, alineada con las concepciones del Arco de Crisis, el Plan Yinon, así como con el Clean Break y el Nuevo Siglo americano buscaba el mismo objetivo que éstas, hacer frente a los países de la Organización de Cooperación de Shanghái, amenazar a Rusia, China e Irán directamente. Destruir a Hezbollah y Hamas era la tarea de la entidad sionista.
Irak, Líbano, Libia y Siria y muchos más continuarán el ciclo y un “nuevo capítulo”, marcado por el empantanamiento de Estados Unidos en Asia Occidental y la derrota sionista en el Líbano obligaran a nuevos ajustes para disfrazar la barbarie e incorporar a otros sujetos con los mismos intereses que dieran el apoyo financiero y logístico necesario (léase las ricas monarquías árabes con Arabia Saudita a la cabeza). La división de los antiguos territorios que formaron parte del Imperio otomano se ratificó y legalizó en la Conferencia de San Remo el 25 de abril de 1920, mientras que todavía existía un estado legal de guerra con Turquía.
El imperialismo lleva, entonces, más de 100 años manteniendo a Asia Occidental sumida en la división, destruyendo países y estimulando odios. Pero es un grave error olvidar que también Asia Occidental lleva 100 años luchando, con sus altas y bajas, contra el imperialismo.
Resulta, entonces, realmente desconcertante que el politólogo y periodista francés Thierry Meyssan ya en febrero del año 2017[2], al mes de la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos nos anuncie el fin del intervencionismo norteamericano y, unos meses después afirme entre otras cosas, por ejemplo, que fue la política de éste, al poner fin a los programas secretos de ayuda a los terroristas, la que favoreció que Irán, Siria, Irak y el Hezbolá se convirtieran en socios y se forjara la unidad entre sus fuerzas[3]. Siendo también esa política la que hizo fracasar el proyecto del Pentágono de instaurar un Estado dirigido por EIIL (Daesh)[4].
Al parecer olvida totalmente que la formación del Eje de la Resistencia antimperialista en Asia Occidental tiene su origen en el triunfo de las fuerzas de Hezbolá, que se enfrentaron con éxito a las fuerzas israelíes que pretendieron invadir El Líbano en julio del 2006. Y que la alianza de Rusia con Irán y con esas fuerzas antimperialistas y antisionistas de Asia Occidental fue lo que permitió cambiar el rumbo de la guerra contra el terrorismo en Siria y detener la desintegración de ese país, interrumpiendo a su vez la cadena de revoluciones de colores en Asia Occidental y África, asestando un golpe contundente a las organizaciones terroristas internacionales y frenando su expansión a otras regiones. Aparte de que Washington no ha dejado de intervenir, no sólo en Asia Occidental, sino en gran parte del mundo tratando de imponer sus designios.
Más desconcertante aún es que en junio de este año nos diga que la política de Trump está alcanzando sus fines de lograr la “paz” en Asia Occidental. Una “paz” que, si bien no puede ser totalmente justa, al menos puede, y debe, garantizar la seguridad de todos. Y nos dice que esta “paz” está surgiendo de la lucha intestina dentro del capitalismo. O sea, está surgiendo de la lucha entre la doctrina Rumsfeld/Cebrowski aplicada por el Pentágono y la política de Trump dirigida a dominar la región en el plano comercial sin tener que ocuparla militarmente … y no, como es obvio suponer, de la lucha de esos propios pueblos. Por lo que la solución de paz la va a dar, y la está dando, la política de Trump.
Así, en diversos artículos escritos después de la llegada de Donald Trump al poder Meyssan nos explica cómo, a pesar de las difíciles condiciones en que se ha desarrollado el mandato de éste por su oposición a los intereses representados por el Pentágono, y en medio de las contradicciones generadas por esta situación y las adaptaciones que se han tenido que realizar, la política aplicada por Trump hacia Asia Occidental ha generado una conjunto de cambios que han creado condiciones para dividirse la región con Rusia en zonas separadas, o encargarse juntos de ella. Por lo que, a su entender, una solución duradera que dé la posibilidad de garantizar la paz en Asia Occidental tendrá que pasar por:
una cogestión de Israel por parte de Estados Unidos y Rusia;
una gestión del Líbano y Siria por parte de Rusia, bajo la supervisión de Estados Unidos[5].
Planteamientos que en verdad sorprende de alguien con su formación y antecedentes de pensamiento progresista, porque dada la historia del colonialismo inglés y el imperialismo, no es difícil comprender que será la lucha y la sangre de los pueblos árabes los que logren el nuevo mapa de Asia Occidental, y que cualesquiera que sean las contradicciones intracapitalistas e intraimperialistas, la lucha por su solución nunca será para favorecer a otro que no sea su propio sistema y sus intereses. Y si miramos en el pasado más cercano, no es difícil constatar que no es en la guerra ni en la intervención en lo que se basan la geopolítica y las relaciones de Rusia, ni tampoco busca dividir con el imperialismo la explotación del mundo, sino que, por el contrario, ha constituido un pilar para el avance de organizaciones políticas y económicas y para la creación en Asia Occidental de un clima de estabilidad y libertad, así como para el desarrollo de los proyectos de la Organización de Cooperación de Shanghái y la participación de esta zona en la nueva ruta de la seda de su aliado, China. Proyectos de los cuales Washington está ausente y lucha enconadamente contra ellos.
A todo ello hay que sumar además que, desde la llegada de Trump al poder en Estados Unidos, el gasto militar de ese país, según un informe avance difundido por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI)[6], se ha incrementado año tras año, revirtiendo la tendencia al descenso que traía anteriormente, y sus agresivas políticas han hecho aumentar también el gasto militar de otros países de forma notable. Además de su constatada visión particular de que el mundo debe pagarle por lo que él considera la responsabilidad estadounidense de salvaguardar la seguridad del planeta[7].
En efecto, Meyssan explica y afirma en sus artículos (contando al parecer con fuentes de información muy exclusivas que no da a conocer), que el asesinato en enero del 2020 del general iraní Qasem Soleimani, y unos meses antes de la principal figura del bando suní, fue una demostración de que Estados Unidos sigue siendo dueño de la situación[8]. A esto agrega que ambas acciones fueron parte de la preparación de ese país para - utilizando los ejércitos de los miembros de la OTAN, y también los de Israel y los de los países árabes – lograr una serie de éxitos. Entre los principales están dividir Yemen, lo que ha sido, según él, logrado, desapareciendo a su vez a Arabia Saudí de ese escenario; dividir a Libia en dos, que también lo están logrando, y rodear a Siria, imponiendo la aplicación de la ley “Caesar”. Todo ello, según Meyssan, demuestra que sólo en tres años de su aplicación la política de Trump está haciendo realidad su sueño de rediseñar Asia Occidental, ya que los iraníes y los turcos no constituyen ya un peligro, pues siempre están dispuestos a negociar por debajo de la mesa… Hezbollah ya no puede contar con sus dos padrinos: Siria está considerablemente debilitada mientras que Irán acaba pactar con los británicos en Yemen, de ponerse de acuerdo con Estados Unidos en Irak y de anudar una alianza militar con la Hermandad Musulmana en Libia… la facción colonialista israelí, encabezada por Benyamin Netanyahu, está en declive ante la progresión de la facción nacionalista, lidereada por Benny Gantz… los palestinos y los kurdos no tienen hoy papeles centrales: han perdido su causa legítima al pretender instaurar Estados nacionales fuera de sus territorios históricos[9].
Si reflexionamos sobre estos planteamientos, ciertamente hay que decir que la situación actual en Asia Occidental es muy compleja y dinámica pues son muchos los actores y muchos los intereses que coinciden en la región. Afirmar, por ejemplo, que los iraníes no constituyen un peligro… para los pueblos árabes o para el pueblo y los países que están en el Frente de la resistencia, es cierto. Decir que son un peligro para Estados Unidos puesto que han hecho fracasar todos y cada uno de los planes norteamericanos para Asia Occidental es también cierto. Pero decir que no son un peligro porque, de hecho, han traicionado al Frente antimperialista al negociar a la vez, durante la cuarentena y en secreto, con sus tres peores enemigos: los británicos (en Yemen), los Estados Unidos (sobre Irak) y la Hermandad Musulmana (sobre Libia)[10] raya, cuando menos, en la imprudencia.
En relación a los hechos es necesario tener en cuenta que los británicos, como buenos aliados de los Estados Unidos, han elevado su papel en Yemen a través de la venta de armas a los saudíes y en el bloqueo marítimo impuesto por éstos a ese país desde 2015[11], al igual que han encontrado su lugar en el entrenamiento de las fuerzas de la OTAN árabe, la “Alianza Estratégica del Oriente Medio” que reúne a los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico, Jordania y Egipto, proyecto norteamericano anunciado por Pompeo a inicios del 2019[12] que busca elevar el papel de Emiratos Árabes Unidos, activando el rol de la OTAN en la región de Asia Occidental. Pero, si bien esto es cierto, los británicos no son la fuerza principal en Yemen, sino los norteamericanos y obviamente los sauditas. Estos últimos no han desaparecido. Están siendo obligados a poner fin a su agresión, ante todo, por la potencia del movimiento popular yemení Ansarolá. Y si los Emiratos Árabes Unidos quieren dividir Yemen, un sueño que aún no se ha hecho realidad[13], y si compiten contra los saudí es porque ansían el petróleo yemení, y están jugando el rol de punta de lanza yanqui y sionista contra ellos, no porque sean un “polo de la estabilidad regional” (como les califica Meyssan). Es porque se han convertido en una herramienta de Estados Unidos e Israel en zona”.
Los iraníes no van a negociar con los británicos y menos con los norteamericanos, cuyos intentos de acercamiento han rechazado, y no tiene lógica pensar que ellos mismos se van a poner la soga al cuello ayudando a perder el estrecho de Bab El-Mandeb, además de que, para evitar cualquier bloqueo futuro, Irán ha instalado un oleoducto de mil kilómetros de longitud en la provincia de Hormozgan, entre el Puerto Jask, situado en la costa del mar de Omán y la zona de petróleo en el distrito de Güreh en la costa del Golfo Pérsico[14]. Más aún, los peores enemigos que tiene Estados Unidos en Irak es el movimiento Hashd Al-Shabi. Esa fuerza es aliada de Irán y perderla significaría que quedaría aislado, por un lado, por el proyecto norteamericano kurdo y, por otro, por las bases militares de Estados Unidos en Irak. Irán tiene además que cuidar del puente terrestre contiguo desde su territorio, a través del norte de Irak y Siria, hasta la costa mediterránea que ya está gran parte hecha. O sea, del corredor terrestre que debe unir las ciudades de Teherán y Beirut y lo vincula con sus aliados al atravesar Irak, Siria y El Líbano. Mal tendría que estar Irán si dejara todos estos intereses de lado por transar con los británicos y los norteamericanos.
Difícil resulta pensar también en una alianza militar entre Irán y la Hermandad Musulmana en Libia, organización que apoya a los terroristas que han atacado a Siria y han hecho varios atentados en su propio territorio, además de que su símil y aliada en Siria fue la fuerza que inició la revuelta en contra del Gobierno sirio de Bashar al-Asad, el mayor y más estrecho aliado de Irán. Irán, no obstante, no interviene en Libia pues no necesita entrar en confrontación con Turquía, cuyo territorio constituye para él una ruta por donde rompe el bloqueo yanqui. Siria, sin embargo, apoya a Egipto en Libia, no porque haya establecido una alianza estratégica, sino porque un gobierno allí de la Hermandad Musulmana significará un gran apoyo al terrorismo en Siria y este país es esencial para Rusia e Irán.
La situación de Egipto es distinta. La Hermandad Musulmana fue la que apoyó el Gobierno de Mohamed Morsi en Egipto, en cuyo derrocamiento se entrelazaron tanto los intereses de Israel, como los de Estados Unidos y los de la alta oficialidad militar egipcia, asociados deliberadamente a las grandes empresas transnacionales de capital norteamericano y sionistas, los cuales se estaban viendo amenazado por la Hermandad. Tras el derrocamiento, los militantes de esta organización huyeron a Libia donde han sido entrenados, se han hecho fuerte y tienen una presencia militar importante.
Egipto por tanto no podría permitir la creación y fortalecimiento allí de un Gobierno guiado por esa organización y Daesh, entre otras razones, porque Libia, además de tener grandes recursos económicos y estar sobre un mar de petróleo y un mar de agua dulce, al mismo tiempo tiene frontera amplia con Egipto. Lo que significa que de allí comenzaría una importante lucha de guerra de guerrilla en contra del Gobierno egipcio, lo que éste no va a aceptar. Ello explica el apoyo que le da Egipto al mariscal de campo, Jalifa Haftar que comanda el Ejército Nacional de Libia (ENL) que lucha contra el Gobierno de la Hermandad musulmana que apoya al Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN), presidido por Fayez al-Sarraj que gobierna la otra parte de Libia.
En relación con Yemen, la ocupación actual de parte de su territorio es algo circunstancial como resultado de la guerra, y no significa que el país se encuentre dividido de forma definitiva. La ventaja, sin embargo, en estos momentos es del frente antimperialista, apoyado por Irán, y la guerra sigue, si bien es evidente que Estados Unidos no desea que Yemen tome el control de Bab El-Mandeb pues el estrecho es indispensable en las nuevas rutas marítimas de la nueva ruta de la seda China a la cual se ha integrado Irán y Rusia.
En cuanto a que los kurdos, que Meyssan dice no tienen hoy un papel central, debe decirse que crear el estado kurdo es el plan B norteamericano sionista, para el caso de no alcanzar el fin previsto con el estado islámico. Y no es que este objetivo o los kurdos hayan perdido ahora el papel central en el plan norteamericano israelí y occidental para Asia Occidental. Lo que han perdido estos planes es la fuerza para poder ser implementados, porque tanto el Hashad Al-Shabi de Irak, como los sirios, como los turcos, se oponen al estado kurdo. Por tanto, el estado kurdo en este momento está siendo atacado militarmente, o, perdón, dicho más exactamente, las fuerzas que quieren un estado kurdo están siendo atacadas militarmente por Turquía, impedidas de actuar por Siria y por los iraquíes, y Hashd Al-Shabi de Irak envió fuerzas a la zona iraquíes-kurdas, adelantando una realidad que impide de tal manera la idea de implementar el estado kurdo en Irak y menos en Kirkuk donde se alojan las mayores reservas y pozos activos de petróleo, que son los que si tienen un papel central.
Los palestinos y la resistencia Palestina, aunque Meyssan piense lo contrario, sin embargo, si siguen teniendo hoy un papel central. Son ellos, precisamente, la fuerza central de la necesidad de sacar a Israel, que es la punta de lanza del imperialismo norteamericano, de Asia Occidental y cuando dice que, los palestinos perdieron su causa legítima al pretender instaurar un Estado nacional fuera de su territorio histórico, lo que está confirmando que, para él, la ocupación del territorio palestino por los sionistas es tan legítima como lo fue el proceso por el que se arrebató a los indios nativos de Estados Unidos sus tierras, siendo ilegítimo plantear la recuperación de los territorios entre 1948 y 1967 y la tierra Palestina Histórica. Lo que no es una sorpresa, porque también en otro artículo[15] nos quiso convencer sobre lo justo y conveniente del acuerdo del siglo propuesto de buena fe por Trump para los palestinos.
Y los sionistas, por cierto, sean tipo Netanyahu, o tipo Gantz, en realidad, son lo mismo. Si Netanyahu está en declive fue por la corrupción y eso debilitó a su partido Y, además, porque la población israelí partidaria de Nature Karta, y aquellos del movimiento Paz Ahora ambos quieren terminar con la guerra y permitir la creación del Estado palestino con las fronteras 1967, postura que ha crecido mucho entre los propios judíos. La permanencia de Israel es fundamental para occidente con el imperio a la cabeza de modo que la resistencia Palestina también es esencial para todos aquellos que quieren ver fuera a Estados Unidos de la zona.
De lo que se trata en todo esto no es sobre si China y Rusia, juntas o por separado, influyen en Irán. Se trata de que hay una alianza estratégica entre Irán, China y Rusia frente a Estados Unidos y Occidente. Y de que esta alianza se basa en el hecho de que los tres están bloqueados por Estados Unidos, y en que los tres tienen negocios e intereses comunes. Finalmente, está claro que Irán es básico en la nueva ruta de la seda, una red de rutas comerciales que abriría una nueva era en las relaciones económicas. El problema en todo esto, radica en que Estados Unidos no la quiere porque no podrá dominarla y marcará una etapa de declive progresivo de la influencia norteamericana en Asía, África, Europa, Asia Occidental y lo único que Trump podrá alcanzar en Asia Occidental es un mal sueño, una pesadilla, igual que sus antecesores.
* Nicola Hadwa. Analista internacional chileno-palestino. Ex entrenador de la Selección Palestina de Fútbol. Director de la Liga Latinoamericana por el Derecho al Retorno y coordinador del Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino de Chile. Especialista en temas principalmente del Medio Oriente. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales.
Silvia Domenech. Investigadora cubana con varios libros publicados. Doctora en Ciencias Económicas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana y la Escuela Superior del PCC.
[1] Ver: Ana María García Campello. Historias del Líbano: La invención de un Estado. Tesis Doctoral. Universidad de Barcelona. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Contemporánea. Barcelona, 2005. Tercera parte. Estado Por Adquisición Capítulo VIII El Estado del Gran Líbano. 1920-1926. La Revolución Siria 1925-1926. La República del Líbano 1926-1943. http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/35526/5/04.AGC_PARTE_3.pdf.
[2] Ver: Thierry Meyssan. Trump: Hacia una política menos intervencionista. 2017 febrero 1. http://spanish.almanar.com.lb/56410.
[3] Thierry Meyssan. Surgimiento de una nueva alianza en el Gran Medio Oriente. 2017 julio 25. https://www.voltairenet.org/article197247.html.
[4] Thierry Meyssan. Cómo espera Washington imponer su voluntad. 2020 junio 23 https://www.voltairenet.org/article210274.html.
[5] Thierry Meyssan. Cómo pueden los Dos Grandes instaurar la paz en el Gran Medio Oriente. 2020 junio 30. https://www.voltairenet.org/article210399.html.
[6] SIPRI Military Expenditure Database. Data for all countries from 1988–2019 in constant (2018) USD.pdf. https://www.sipri.org/databases.
[7] Sergio Rodríguez Gelfenstein. La doctrina militar de Trump. 2020 junio 18. https://mundo.sputniknews.com/blogs/202006181091791722/.
[8] Thierry Meyssan. ¡OTAN Go Home! 2020 Feb 18. https://www.voltairenet.org/article209220.html
[9] Thierry Meyssan. Cómo pueden los Dos Grandes instaurar la paz en el Gran Medio Oriente. 2020 junio 30. https://www.voltairenet.org/article210399.html.
[10] Thierry Meyssan. Cómo espera Washington imponer su voluntad. 2020 junio 23 https://www.voltairenet.org/article210274.html.
[11] Se revela complicidad británica en bloqueo marítimo de Yemen. https://www.hispantv.com/noticias/yemen/470783/reino-unido-armas-arabia-saudi; Londres, cómplice de la guerra que devasta Yemen. https://www.magzter.com/article/News/Revista-Proceso/Londres-cmplice-de-la-guerra-que-devasta-Yemen.
[12] Pompeo anuncia formación de la “Alianza Estratégica del Oriente Medio”. https://www.trt.net.tr/espanol/mundo/2019/01/11/pompeo-anuncia-formacion-de-la-alianza-estrategica-del-oriente-medio-1123797.
[13] Cinco años de guerra en Yemen y un final trágico para Arabia Saudí. 3 julio 2020. https://www.hispantv.com/noticias/opinion/470301/guerra-arabia-saudi-bin-salman-ansarullah.
[14] Irán asegura que ya no depende del estrecho de Ormuz para exportar su petróleo. 2020 junio 25. https://mundo.sputniknews.com/oriente-medio/202006251091872038-iran-asegura-que-ya-no-depende-del-estrecho-de-ormuz-para-exportar-su-petrole.
[15] Thierry Meyssan. ¿Cómo aborda Donald Trump la cuestión israelo-palestina?