La ONG Reprieve y la Organización Saudí Europea para los Derechos Humanos (ESOHR, por sus siglas en inglés) denunciaron el martes que la media de ejecuciones en Arabia Saudí antes del nombramiento de Mohamed Bin Salman como príncipe heredero era de 71 al año, cifra que en los últimos siete años ha ascendido hasta el número preocupante de 130.
El informe precisa que más de 1000 personas han sido ejecutadas desde 2015, incluidos niños, manifestantes, mujeres vulnerables de servicio doméstico, presuntos traficantes de drogas y personas cuyo único delito era ejercer la libertad de expresión.
Solo en un día en marzo de 2022, la monarquía de los Al Saud ejecutó a 81 personas por presunto delito de terrorismo, acusación que usa la familia real para aplicar de manera masiva la pena capital contra los disidentes.
Estos datos horribles se dieron a conocer ante el silencio cómplice de los principales aliados occidentales de Arabia Saudí, en particular Estados Unidos y el Reino Unido, que autoproclaman defensor de derechos humanos.
Riad compra la impunidad con sus petrodólares
Tras décadas de persecución y ejecuciones de la disidencia y no rendir cuentas, Riad ya ha aprendido a cómo comprar la impunidad usando sus petrodólares, y el Occidente, a su vez, ha salido cómo obtener ventajas de la crítica situación de los derechos humanos en Arabia Saudí.
Recordemos la visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a Arabia Saudí en julio pasado cuando olvidó toda su promesa electoral de convertir la monarquía saudí en un “estado de paria” por el papel de Bin Salman en el brutal asesinato del periodista saudí, Jamal Khashoggi, en 2018. Entonces, el mandatario demócrata dejó en claro que la Casa Blanca no podía sacrificar sus intereses nacionales por tales cuestiones.
El Occidente, sin embargo, aplica un doble rasero vergonzoso en materia de los derechos humanos cuando se trata de Irán. Un ejemplo más reciente es el apoyo de EE.UU. y Europa a los disturbios acaecidos en Irán tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini afínales de septiembre.
Occidente tiene un enfoque sesgado en materia de derechos humanos en Irán
El Occidente, “en nombre de democracia y derechos humanos” y en una clara injerencia en los asuntos internos de Irán, aprobó varias tandas de sanciones al país persa acusando al Gobierno iraní de reprimir supuestamente las protestas. Las Naciones Unidas expulsaron a Irán de su Comisión de la Mujer por presión de EE.UU., y la Eurocámara declaró al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica como “entidad terrorista”.
Los medios de comunicación occidentales miran para el otro lado cuando se trate de la situación de derechos humanos en Arabia Saudí, mientras que aplican un enfoque sesgado ante la situación en Irán, donde ejercen una campaña masiva de desinformación y mentiras.
El enfoque oportunista del Occidente ante los derechos humanos abre el camino para más violaciones en este campo, como en Arabia Saudí, por lo que los Estados occidentales no solo no pueden dar lecciones de derechos humanos a otros, sino que deben rendir cuentas por su hipocresía.
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