Publicada: sábado, 11 de enero de 2025 5:33

Yemen desafía un año de agresiones de Estados Unidos, el Reino Unido y el régimen sionista de Israel en solidaridad con los palestinos.

Por: Musa Iqbal *

Exactamente hace un año, el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, en una medida ampliamente publicitada, anunció una campaña militar de dos frentes para someter y presionar a Yemen hasta su rendición.

Un año después y tras numerosas aventuras militares, las dos operaciones militares —“Prosperity Guardian (Guardián de la Prosperidad)” y “Poseidon Archer (Arquero Poseidón)”— se han demostrado ser fracasos catastróficos. O tal vez, más apropiadamente, fiascos contraproducentes.

EE.UU., fiel a su reputación, planeó interrumpir y desmantelar los esfuerzos de resistencia de Yemen en solidaridad con los palestinos en Gaza. En lugar de eso, se encontraron con un desastre naval sin parangón desde la Segunda Guerra Mundial.

La resistencia de Yemen, liderada por las fuerzas militares del país árabe, comenzó a finales de 2023 con ataques aéreos de precisión y ataques a embarcaciones en aguas regionales que transportaban ayuda material hacia la ocupación sionista.

Aprovechando su estratégica posición geográfica a lo largo del estrecho de Bab El-Mandeb, Yemen declaró un embargo inequívoco sobre el comercio con la entidad sionista como muestra de solidaridad con los palestinos. A todas las demás embarcaciones se les concedió paso seguro, siempre y cuando se abstuvieran de comerciar con la entidad sionista y sus principales aliados occidentales.

Los medios corporativos imperiales occidentales, como era de esperar, tergiversaron la acción de Yemen como un bloqueo total del mar Rojo. Pero esta narrativa es una distorsión calculada. El bloqueo ha sido preciso y focalizado, dirigido exclusivamente a los barcos que comercian con los sionistas.

Esta distinción es crucial, ya que decenas de embarcaciones continúan transitando el importante estrecho todos los días sin incidentes.

En represalia, EE. UU. lanzó lo que denominó operación “Guardián de la Prosperidad” en diciembre de 2023, reuniendo una coalición de marinas de aliados conformistas como Grecia, Baréin, Finlandia, Noruega, Singapur y Seychelles.

Esto último provocó que el martirizado secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, comentara: “Tuve que buscarlo en Google para saber dónde se encuentra”.

Pero esta coalición estaba condenada antes de zarpar. Grandes potencias europeas como Francia, España e Italia se negaron rotundamente a participar, conscientes de sus repercusiones, dejando la credibilidad de la coalición hecha trizas.

Estonia contribuyó con un único soldado a la causa imperialista, un gesto que rozaba la sátira.

Semanas después, en enero de 2024, se lanzó la operación “Arquero Poseidón” tras el desprecio de Yemen a las amenazas vacías de esta coalición militar occidental improvisada.

Mientras la operación Guardián de la Prosperidad intentaba reunir una oposición global contra Yemen, fracasó como una farsa desorganizada. Por el contrario, Arquero Poseidón fue una iniciativa directa y concentrada de EE. UU. y el Reino Unido.

Los primeros bombardeos aéreos de EE.UU. y el Reino Unido contra Yemen comenzaron el 12 de enero de 2024, atacando tanto instalaciones militares como infraestructura civil. A lo largo de 2024, EE.UU. y el Reino Unido bombardearon Yemen en 70 días separados, con algunos días viendo docenas de ataques aéreos.

No se incluyen en este conteo los bombardeos israelíes, que ocurrieron independientemente de la agresión liderada por Estados Unidos.

Los agresores no limitaron sus ataques a objetivos militares yemeníes. Los depósitos de combustible y las estaciones de energía se convirtieron en objetivos rutinarios en un intento por paralizar la economía del país árabe más pobre, una táctica imperialista clásica.

Esta estrategia, empleada previamente por EE.UU. en Yugoslavia, Irak y Siria, resultó completamente ineficaz contra Yemen.

Desde que comenzó la operación Tormenta de Al-Aqsa, millones de yemeníes han marchado todos los viernes en solidaridad con Palestina. Hoy volvieron a marchar en Saná (la capital) y otras ciudades. Para Yemen, el apoyo a Palestina se ha convertido en un grito de unidad nacional, uniendo al país contra la opresión imperialista y sionista y sus apoyos occidentales.

Para entender la resistencia de Yemen, se debe considerar la historia del movimiento popular yemení Ansarolá. Una fuerza revolucionaria y antimperialista, Ansarolá ha resistido más de una década de incesantes bombardeos saudíes-estadounidenses. Sus capacidades militares se forjan en la batalla y están respaldadas por un amplio apoyo popular.

Como resultado, los bombardeos liderados por EE.UU. solo han reforzado la posición del movimiento, profundizando la solidaridad nacional.

Mohammed al-Bujaiti, un portavoz de Ansaroá, reiteró recientemente: “No abandonaremos Palestina; significaría perder nuestros valores”. Este voto inquebrantable acompaña cada declaración militar yemení tras las operaciones contra embarcaciones u objetivos hostiles.

Las acciones de los agresores solo han escalado la resistencia yemení.

No es sorprendente que, tras el lanzamiento de Guardián la Prosperidad y Arquero Poseidón, Yemen ampliara su bloqueo del estrecho de Bab El-Mandeb y el mar Rojo para abarcar todo el océano Índico.

Las fuerzas yemeníes han atacado directamente embarcaciones navales de Estados Unidos. Utilizando drones, misiles balísticos y misiles de crucero, Ansarolá ha golpeado destructores y portaaviones, incluidos el USS Stockdale, USS Spruance, USS Carney y USS Eisenhower.

También han destruido varios drones MQ-9 Reaper y derribado un avión de guerra F-18 de Estados Unidos. Varios portaaviones y destructores han sufrido daños significativos, lo que ha obligado a su retirada de la región.

“Este es el combate más sostenido que ha visto la Marina de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial, sin lugar a dudas”, comentó Bryan Clark, un ex submarinista de la Marina y miembro principal del Instituto Hudson.

Hasta la fecha, el bloqueo de Resistencia de Yemen ha interrumpido 171 embarcaciones comerciales.

Mientras tanto, el tercer puerto más grande en los territorios ocupados, Eilat, ha cesado por completo sus operaciones debido al bloqueo. Para julio de 2024, el puerto declaró bancarrota, citando la Resistencia yemení como la causa principal. Una vez un bullicioso centro de comercio, Eilat solo vio atracar un barco durante el bloqueo que duró varios meses.

Incluso los funcionarios del Pentágono están asombrados. En noviembre de 2024, Bill LaPlant, el principal comprador de armas del Pentágono, admitió: “Soy ingeniero y físico, y he estado rodeado de misiles toda mi carrera… Lo que he visto de Ansarolá en los últimos seis meses es impactante”.

La campaña de EE.UU. ha sido tal desastre absoluto que Yemen ha expandido sus operaciones más allá del bloqueo. Una nueva realidad ahora agarra a la entidad sionista: los ataques con misiles hipersónicos de Yemen.

Llamado “Palestina 2”, el misil hipersónico autóctono de Yemen ha penetrado los sistemas militares sionistas, incluidos “la Honda de David” y “la Cúpula de Hierro”, golpeando objetivos estratégicos en Yaffa/Tel Aviv y el desierto del Néguev.

Aunque los ataques con drones y cohetes comenzaron en octubre de 2023, el verdadero poder de Yemen emergió a finales de 2024. En diciembre, los ataques con misiles hipersónicos cayeron sobre Tel Aviv múltiples veces por semana, obligando a los colonos a refugiarse y sembrando pánico generalizado.

Los ataques, lanzados bajo la cobertura de la oscuridad, causaron devastación estructural y trastornos psicológicos. A pesar de sus mejores esfuerzos, los portaaviones y destructores de EE.UU. no han podido interceptar los avanzados misiles y drones de Yemen.

Desafiando la alianza Estados Unidos-Reino Unido, la agresión sionista y los ineptos socios de la llamada coalición de Guardián de la Prosperidad, Yemen se mantiene firme en su compromiso con el bloqueo y su resistencia contra la ocupación sionista.

Hay que recordar el ultimátum risible que EE. UU. emitió hace un año: cesar las operaciones en el mar Rojo o enfrentar consecuencias. Un año después, las tornas han cambiado, y EE.UU. se encuentra incapaz de emitir ultimátums.

En realidad, la estrategia de EE.UU. no ha evolucionado. Las campañas de bombardeo dirigidas a la infraestructura energética de Yemen no han logrado quebrantar la determinación del país árabe. Incluso tácticas más “innovadoras”, como atacar supuestos depósitos de armas, han fracasado ante el inquebrantable impulso de Ansarolá.

Hoy, es Yemen, no EE.UU., el que emite ultimátums. Un año después de la resistencia, su mensaje sigue siendo el mismo: dejen Gaza, pongan fin a la agresión o enfréntense a una resistencia implacable.

* Musa Iqbal es un investigador y escritor radicado en Boston, especializado en política interior y exterior de Estados Unidos.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.