Por medio de un comunicado emitido el lunes, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestinas (HAMAS) aclaró que las declaraciones atribuidas al jefe de la Oficina de Relaciones Internacionales del movimiento Musa Abu Marzuq y publicadas el diario estadounidense The New York Times el 24 de febrero, son incorrectas.
“Esta entrevista fue realizada hace unos días y las declaraciones publicadas no reflejan las respuestas completas proporcionadas, sino, son comentarios fuera del texto original de la entrevista y contradicen las cuestiones planteadas”, subrayó HAMAS.
En su nota, el movimiento palestino explicó que Abu Marzuq enfatizó que la operación del 7 de octubre demuestra el derecho del pueblo palestino a resistir ante la ocupación y el asedio, y que los ocupantes son los principales responsables del genocidio en Gaza, y subrayó las firmes posiciones del movimiento y el derecho del pueblo palestino a resistir hasta la eliminación de los ocupantes, añadiendo que se adhiere al derecho del pueblo palestino a utilizar diversas formas de resistencia, especialmente la resistencia armada.
“Abu Marzuq también matizó que el arma de la Resistencia es el derecho del pueblo palestino y su objetivo es proteger al pueblo palestino y sus santidades, y que no se retira de este asunto mientras continúe la ocupación de las tierras palestinas”, agregó.
Entretanto, el portavoz de HAMAS, Hazem Qasem, impugnó las declaraciones atribuidas a Abu Marzuq y destacó la legitimidad y el carácter no negociable del arma de la Resistencia.
Por su parte, Ismail Radwan, otro líder de HAMAS, dejó en claro que el arma de la Resistencia palestina es una línea roja que no es negociable y acusó a los ocupantes de intentar evadir la implementación del acuerdo de alto el fuego.
The New York Times citó a Abu Marzuq afirmando que HAMAS no tenía conocimiento previo o específico del plan de la operación Tormenta de Al-Aqsa, pero estaba de acuerdo con la estrategia general de atacar a Israel.
El rotativo señaló también que Abu Marzuq había declarado que HAMAS está dispuesto a negociar el futuro de sus armas.
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