Los ciudadanos peruanos con derecho a voto elegirán al próximo presidente, dos vicepresidentes, 130 congresistas de la República y cinco parlamentarios andinos para el período gubernamental 2021-2026.
Este pueblo ha visto pasar cuatro mandatarios desde 2018 por escándalos de corrupción, y los comicios se realizan tras una campaña atípica, con 18 candidatos y ningún favorito. De hecho, de acuerdo con los analistas, la corrupción es un factor determinante para la fragmentación y la volatilidad política en el país latinoamericano.
Según los sondeos, al menos cinco candidatos pelean codo a codo para ir a un balotaje, porque ninguno lograría superar, ni remotamente, el 50 % de los votos. Por lo tanto, se esperará una segunda ronda el 6 de junio, y una baja de participación en las presidenciales de Perú, sería el resultado de la destrucción sistemática de la creencia de política y el “cansancio popular”.
Indiferencia de peruanos, resultado de tres décadas de fujimorismo
El partido Fuerza Popular llega con buenas expectativas a las elecciones de este domingo respecto de otras fuerzas políticas. Con su líder y candidata Keiko Fujimori, esto podría resultar en la prevalencia del fujimorismo en el país, pero en los detalles se ve una fotografía menos optimista.
El fujimorismo, corriente política fundada por el padre de Keiko, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), ha experimentado dos graves crisis de descrédito popular en su historia: en el año 2000, bajo acusaciones de fraude en una fallida segunda reelección y delitos de corrupción, Alberto huyó hacia Japón, enviando su renuncia al cargo vía fax al Congreso.
La segunda ocurrió entre los años 2018 a 2019, cuando recompuesto el partido —que ha variado de nombres a lo largo del tiempo— gozó de la mayoría absoluta y opositora en el Congreso, posición que usó para obstaculizar al Ejecutivo, lo que derivó en el cierre del Parlamento por el entonces presidente, Martín Vizcarra.
Ahora, la hija del exdictador peruano espera un juicio oral por los 30 años de prisión que acaba de solicitar la Fiscalía: ella es investigada por haber recibido supuestamente aportes ilegales de Odebrecht en sus campañas presidenciales de 2011 y 2016.
Keiko permaneció 16 meses en prisión preventiva, hasta mayo de 2020, por el escándalo de las dádivas del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, que salpicó también a cuatro exmandatarios peruanos.
Alejandro Godoy, politólogo y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Lima dice que, en el contexto actual, Keiko es la candidata con el mayor nivel de antivoto, lo que hace prever que, de pasar a una segunda vuelta, no la tendría nada fácil.
“El problema con Keiko es la marca, y el fujimorismo como marca ha llegado a un tope. Alberto Fujimori hizo un capital y lo dilapidó, Keiko hizo lo suyo y también lo dilapidó (...) Me da la impresión de que ella está corriendo por correr, que cuando no pase a segunda vuelta le va a decir a su padre: ‘Se acabó’, porque es consciente de que la gente ya no le cree”, sostiene el analista en declaraciones a la agencia rusa de noticias Sputnik.
Candidatos bajo la lupa de la Fiscalía peruana
Además de Keiko, otros dos candidatos están bajo la lupa de la Fiscalía, el expresidente Ollanta Humala (2011-2016), que permaneció nueve meses en prisión preventiva entre 2017 y 2018 por el caso Odebrecht y en algún momento debe ser llevado a juicio.
El otro candidato que debe ir a juicio es Daniel Urresti, un general retirado que fue absuelto en 2018 en el proceso por el asesinato en la región andina de Ayacucho del periodista Hugo Bustíos en 1988, durante el conflicto armado interno. Pero, en 2019 la Corte Suprema anuló el fallo, por lo que irá nuevamente a juicio después de los comicios.
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