Publicada: martes, 27 de junio de 2023 5:08

En los últimos días, hemos presenciado cómo la policía albanesa llevó a cabo una redada en el complejo ubicado en las afueras de Tirana, con el fin de desmantelar las actividades del grupo Muyahidín Jalq (MKO, por sus siglas en inglés).

Las autoridades albanesas explicaron que el objetivo de esta redada era investigar los numerosos ciberataques que presuntamente se habrían originado desde dicho complejo, conocido como Ashraf-3. Como resultado de esta operación una persona perdió la vida y decenas resultaron heridas.

La historia del grupo, una combinación de secta envuelta en retórica izquierdista, se remonta a la década de 1960. Coincidiendo con el establecimiento de la República Islámica en 1979, el grupo inició una campaña terrorista con el objetivo de derrocar la recién formada república.

Uno de esos ataques, posiblemente uno de los que tuvo mayor repercusión, ocurrió el 28 de junio de 1981. En esa fecha, una enorme explosión sacudió la sede del Partido de la República Islámica de Irán, que estaba en el poder en ese momento. El atentado resultó en la trágica muerte de al menos 74 funcionarios gubernamentales, entre ellos el máximo responsable de la judicatura del país, el ayatolá Mohamad Beheshti, así como más de 20 miembros del parlamento que se encontraban reunidos esa tarde de domingo en el sur de Teherán.

Ese atentado, considerado el más mortífero en la historia de la República Islámica, es recordado hasta el día de hoy como el atentado de Haft-e-Tir, llamado así por la fecha en la que ocurrió según el calendario iraní. En la actualidad, existe una estación de metro en el centro de Teherán con el nombre de “Mártires de Haft-e-Tir”, como un tributo a las víctimas de dicho atentado.

Dos meses después, el presidente Mohamad Ali Rayai, el primer ministro Mohamad Yavad Bahonar y otras tres personas fallecieron cuando un explosivo, oculto en un maletín, detonó en las instalaciones de la oficina del primer ministro.

El MKO, calificado como un grupo terrorista por las autoridades iraníes, se alió con Sadam Husein durante la guerra entre Irak e Irán en los años 80. Este respaldo a la invasión iraquí ha generado desprecio hacia el grupo, incluso por parte de aquellos iraníes que no respaldan la configuración política actual representada por la República Islámica.

Para la mayoría de los iraníes, el grupo, al que se le atribuye la muerte de cerca de 17 000 personas desde 1979, es descrito con la expresión en farsi: vatan foroosh, que significa “traidores a la patria”. Esta expresión, en términos políticos, implica no solo el intento de derrocar a la República Islámica, sino también la formación de alianzas con todas las fuerzas regionales e internacionales que comparten la misma agenda política, es decir, un cambio de régimen.

Es precisamente ese horizonte político lo que llevó al Imam Jomeini (P) a calificar al MKO de “hipócritas”. En el lenguaje coránico, el término munafiqun se refiere específicamente a un grupo de personas en Medina que daban la impresión, al menos en público, de pertenecer a la comunidad de musulmanes, pero secretamente se identificaban con los enemigos del Profeta del Islam (P). Dentro de esa gramática coránica, la hipocresía es condenada en los términos más enérgicos, y se insta a los creyentes a asegurarse de que sus acciones correspondan con sus palabras. La hipocresía está relacionada con la ocultación de la verdad. Desde una lectura político-teológica, esta ocultación de la verdad supone la construcción de un sistema político basado en bases ilegítimas, ajenas a la búsqueda de justicia (adl en el lenguaje coránico), que es lo que debe guiar cualquier articulación política que se reconozca como islámica.

El grupo representa una ruptura con la idea de justicia como horizonte último y que debe guiar a cualquier entidad islámica. Desde el punto de vista discursivo, el MKO, en sus ataques a la República Islámica, se ha convertido en una pieza más dentro de un engranaje político que involucra a los Estados Unidos y a la entidad sionista.

El grupo que actualmente busca ocultarse bajo la denominación “consejo nacional de resistencia de Irán” se limita a imitar algunos conceptos occidentales y trata de darles un toque nativista con el fin de hacer su mensaje más aceptable. 

Esa supuesta aceptabilidad no puede comprenderse sin tener en cuenta los esfuerzos de la Unión Europea y los Estados Unidos por presentar al grupo como una opción política legítima. Es importante recordar que dichos esfuerzos condujeron a la eliminación del grupo de la lista de “organizaciones terroristas” hace más de una década. Además, la existencia del complejo Ashraf-3 en Albania no puede entenderse sin la mediación de los Estados Unidos.

Volviendo al análisis político-teológico del MKO, y a modo de conclusión, se puede afirmar que el grupo se ajusta perfectamente a la definición de hipócritas dada por el Imam Jomeini. Esta definición se explica citando las propias palabras del Imam: “Occidente y sus cómplices internos desean mantener a nuestro pueblo oprimido y subyugado”.

Por Xavier Villar