El monarca árabe nombró el miércoles al príncipe Faisal bin Farhan bin Abdulá Al Saud, que antes se desempeñaba como embajador de Arabia Saudí en Berlín (capital de Alemania), nuevo ministro de Exteriores, en sustitución de Ibrahim al-Asaf Al Saud.
En otro decreto, Bin Abdulaziz anunció el cese de las funciones del ministro de Transporte, Nabil al-Amudi, y nombró a Saleh bin Naser al-Jaser nuevo titular de la Cartera.
Ya en el marco de otro decreto de cambio ministerial, Bin Abdulaziz había destituido, a finales de 2018, a Adel al-Yubeir como ministro de Exteriores por Al-Asaf, quien hasta esa fecha había sido el titular de Finanzas. Ese cambio estructural se produjo poco después del asesinato del periodista crítico saudí Jamal Khashoggi —en el consulado saudí en Estambul, Turquía—, cuyo homicidio se realizó bajo la supervisión del príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud.
El caso Khashoggi infligió un enorme daño a la imagen del reino árabe, la cual ya se había visto ensombrecida por la crítica situación en Yemen. De hecho, las violentas agresiones de Riad y sus aliados contra Yemen han dejado, desde 2015, más de 140 000 yemeníes muertos y heridos.
La ofensiva saudí en Yemen y el brutal asesinato en octubre de 2018 de Khashoggi, conforme a varios informes, siguen conllevando consecuencias económicas para el reino árabe.
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Todo ello ha ocasionado gran frustración en la familia real saudí, especialmente después del ataque que sufrió la petrolera Aramco de manos de las fuerzas yemeníes, lo cual puso de manifiesto el débil liderazgo de Bin Salman, según reveló a principios de octubre un alto diplomático extranjero en Riad (capital saudí).
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