Jeffrey Feltman, un ex alto funcionario de EE.UU., reconoció en una entrevista concedida el periódico saudí Asharq Al-Awsat, el fracaso de la política y las medidas coercitivas de Washington contra Siria, pero al mismo tiempo consideró la derrota del grupo terrorista Daesh como un logro obtenido por el país norteamericano.
“Debo admitir que el éxito de la política de Estados Unidos hacia Siria durante mi administración sólo está relacionado con la guerra contra Daesh y la derrota de este grupo en Irak y Siria”, alegó.
El exembajador de EE.UU. en El Líbano presenta estos comentarios, sin tener en cuenta las evidencias que sacan a la luz el apoyo abierto de Washington para equipar y hasta crear el cruel grupo terrorista que desde hace nueve años está victimizando a la gente indefensa en Siria, Irak y hasta África.
El diputado republicano de la Cámara de Representantes de EE.UU., Michael McCaul, admitió en 2015 en una rueda de prensa que el entonces presidente Barack Obama y su exsecretaria de Estado Hillary Clinton son los responsables del surgimiento de Daesh en la región de Asia Occidental. “La Administración Obama no tiene la intención de luchar contra este grupo terrorista”, aseveró.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, tras seis años de publicar documentos militares y diplomáticos clasificados estadounidenses, también dejó claro en noviembre de 2016 que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) había formado este grupo takfirí.
En los llamados documentos ‘Carter Cables III’, él explicó que las raíces de la formación de Daesh se remontan a 1979, cuando la CIA y Arabia Saudí decidieron armar a los combatientes afganos para luchar contra la ocupación de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), un plan que acabó con la creación de la banda extremista Al-Qaeda.
Sin embargo, Daesh se formó como un grupo terrorista con nombres y miembros específicos tras la expansión de los disturbios en Siria en 2011. Al respecto, la agencia de noticias Pars Today comenta que desde la formación y extensión de la crisis siria, Estados Unidos y sus socios europeos dividieron a los grupos terroristas en “terroristas buenos y malos”, y prestaron su apoyo generalizado a los llamados terroristas buenos, incluido Daesh, con el objetivo de acabar con el Gobierno legítimo de Siria, presidido por Bashar al-Asad.
Los informes muestran que, a pesar de que los funcionarios estadounidenses insisten en que desconocían las actividades de los terroristas de Daesh, la CIA los había estado entrenando en un campamento en Jordania dos años antes de su surgimiento en Siria.
El subdirector del Centro de Estudios Estratégicos de Damasco (capital siria), Talib Ibrahim, recalcó en una entrevista que estuvo 100 por ciento seguro de que cuando el líder del grupo terrorista Daesh, Abu Bakr al-Bagdadi, se encontraba encarcelado por los estadounidenses en Irak, la CIA se puso en contacto con él y lo contrató para una colaboración. “Al-Bagdadi era un prisionero en la prisión Camp Bucca en Irak. Cuando fue liberado les dijo a los estadounidenses que se encontrarían pronto en Estados Unidos”, agregó.
Es más, el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) de EE.UU., Edward Snowden, afirmó en sus revelaciones que las agencias de inteligencia estadounidenses, británicas e israelíes estuvieron involucradas en la formación de Daesh en una operación llamada ‘nido de avispas’.
Snowden, citando a los documentos filtrados, señala que Daesh se formó para apoyar a Israel y que el propósito de esta operación fue formar un grupo con consignas islámicas para atraer a extremistas de todo el mundo y apuntar sus armas contra los países que se oponen a la existencia de Israel.
Ahora bien, todas estas afirmaciones corroboran que EE.UU. no es el superhéroe de la lucha contra el terrorismo en la zona, sino que brindó todo tipo de apoyo a los terroristas para desestabilizar cada vez más esta volatil région, para poder controlar, como admitió el propio expresidente Donald Trump, los pozos petrolíferos. Trump dijo en su día que EE.UU. “está en Siria por el petróleo”.
Esto fue el Eje de Resistencia que derrotó Daesh, y este gran logro no se limitó a la caída del califato de este grupo takfirí en la región del oeste de Asia, es decir Siria e Irak, sino que en realidad frustró un plan sionista-estadounidense diseñado para desestabilizar la zona a favor del régimen de Israel.
Hoy en día, el sistema político en Siria, que Estados Unidos ha hecho todo lo posible por derrocarlo, tiene legitimidad internacional, razón por la cual Jeffrey Feltman admitió en su entrevista que es ilógico que la política estadounidense hacia este país árabe se base en el “cambio de régimen”.
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