El asesinato de siete trabajadores humanitarios en Gaza a manos del ejército israelí ha provocado una ola de críticas sin precedentes por parte de los líderes europeos, que han intensificado sus llamados a un alto el fuego y, en algunos casos, a un cese de las ventas de armas a Israel a medida que aumentan las víctimas de la guerra.
El ataque al convoy de World Central Kitchen (WCK) profundizó el dilema que enfrentan los políticos europeos, entre apoyar a un aliado, Israel, que fue derrotado en la operación palestina Tormenta Al-Aqsa del 7 de octubre, y presionar el creciente interés público por poner fin a una guerra del régimen sionista que ha matado a más de 33 000 palestinos en Gaza.
“Nada justifica semejante tragedia”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Sébastien Séjourné, tras el ataque del lunes contra los cooperantes en un bombardeo israelí en el centro de Gaza.
A su vez, el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, manifestó que estaba horrorizado por la muerte de los trabajadores humanitarios, tres de los cuales eran británicos.
En efecto, el Reino Unido convocó al embajador israelí para expresar su rechazo al asesinato de los trabajadores de WCK. Lo mismo hizo Polonia, que perdió a uno de sus ciudadanos y cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Radosław Sikorski, consideró el acto como una indignación moral.
Fuera de Europa, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tachó de completamente inaceptables los atentados contra trabajadores humanitarios, y el líder australiano Anthony Albanese dijo que su país estaba indignado.
Israel dice que el ataque, que mató a los trabajadores humanitarios palestinos y a su conductor, fue un trágico error, Su ejército expulsó a dos oficiales y reprendió a otros tres, diciendo que violaban las reglas de enfrentamiento del ejército.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, dijo el jueves que su país había dejado de vender armas al régimen israelí y pidió a otros países que hicieran lo mismo.
El canciller alemán, Olaf Scholz, expresó preocupación por el alto número de muertos por la guerra en Gaza y, en una reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el mes pasado, le pidió que explicara cuál era el objetivo de tanta matanza.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, pidió un alto el fuego a principios de noviembre, y Sunak cambió su posición de apoyar un alto el fuego humanitario a un alto el fuego sostenible y lo convirtió en una condición para la liberación de prisioneros sionistas y el cese de los ataques.
Con todo, el régimen de Israel hasta ahora sigue sus ataques indiscriminados, pasando por encima de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que pide evitar el genocidio en Gaza.
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