Irán, que había jurado vengar el asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, lanzó la madrugada del miércoles una ofensiva, con misiles tierra-tierra, contra dos bases militares de EE.UU. en Irak: la base aérea Ain al-Asad, ubicada en la provincia occidental de Al-Anbar, y una base en Erbil, capital del Kurdistán iraquí.
Al respecto, después de transcurrir 24 horas de esa ofensiva de represalia, de acuerdo con un informe publicado este jueves por el canal satelital local Aletejah, todavía sigue vivo el incendio desatado por las explosiones en Ain al-Asad.
El reporte indica, además, que hasta el momento se siguen escuchando detonaciones por los incendios que se ciernen sobre los tanques de combustible en la base militar atacada.
En este sentido, unas horas antes, Naim al-Abudi, un miembro de la coalición Al-Fath –una de las facciones políticas iraquíes con mayor número de diputados– había informado de que los misiles iraníes arrasaron por completo la parte estadounidense de Ain al-Asad.
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Esta base militar ha sido una de las más importantes utilizadas para albergar tropas del país norteamericano y fue construida a finales de la década de los ochenta. Las fuerzas estadounidenses la utilizan desde que invadieron Irak en 2003.
El CGRI realizó estos ataques después de que el país persa se comprometiera a cobrarse una “dura venganza” por el asesinato del héroe antiterrorista iraní el teniente general Soleimani, y del subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, en un ataque aéreo de EE.UU. contra las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Bagdad (capital iraquí).
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