Así lo han decidido este lunes los parlamentarios del partido gobernante en la votación para elegir a su nuevo líder, en la que Turnbull ha obtenido la victoria con 54 votos, mientras que Abbott ha recibido 44.
Abbott no ha sido capaz de lograr el liderazgo económico ni de proporcionar la confianza económica que necesita el sector de los negocios", argumenta el ministro de Comunicaciones de Australia, Malcolm Turnbull.
"Necesitamos un estilo diferente de líderazgo", ha dicho Turnbull, quien ha renunciado este lunes a su cartera. Próximamente tomará posesión del cargo de jefe del Gobierno y se espera que presente esta semana su nuevo gabinete.
Esto ocurre mientras que además de Turnbull, la titular de Exteriores, Julie Bishop, había pedido la renuncia de Abbott este mismo lunes.
Antes de esta cuestión de confianza, Abbot había declarado que "este país necesita un gobierno fuerte y estable" y que el cargo de primer ministro no es un “premio o un juguete” que se pueda demandar y que “ha de ser ganado a través del voto de la gente” australiana.
Según argumenta Turnbull, Abbott "no ha sido capaz de lograr el liderazgo económico" ni de "proporcionar la confianza económica que necesita el sector de los negocios". Es más, había dicho que si el Partido Liberal continuase con Abbott como primer ministro, la próxima elección –que se espera que se celebre en el 2016- la perdería al líder laborista de la oposición, Bill Shorten.
El pasado mes de febrero, Abbott se enfrentó a otra moción de censura por reclamo de un sector de su partido del que salió victorioso con 61 votos a favor por 39 en contra, y tras la que dijo "he escuchado, he aprendido".
Abbott se jugó el puesto en aquel entonces en medio de críticas constantes a medidas de su Gobierno que tuvo que cambiar o retirar y después de que concediese el título de caballero de Australia al marido de la reina Isabel II de Inglaterra.
El Gobierno de Abbott recientemente ha tomado medidas como la de rechazar una demanda del Partido Verde para recibir más solicitantes de asilo que huyen del conflicto en Siria, o llevar a cabo operaciones aéreas en ese país bajo pretexto de combatir el grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe) y como parte de la llamada coalición anti-EIIL.
Además, en los últimos años, el Gobierno de Canberra ha estado bajo críticas, tanto en el país como en el extranjero, por sus políticas de inmigración estrictas y tratamiento de los refugiados, entre ellos la detención de demandantes de asilo en instalaciones en las costas en condiciones inhumanas.
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