Publicada: jueves, 16 de julio de 2020 14:02
Actualizada: viernes, 17 de julio de 2020 2:33

Esta semana, el jefe del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), general Kenneth F. McKenzie, llegó al noreste de Siria en un viaje no anunciado.

Mazlum Abdi, comandante en jefe de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una milicia liderada por los combatientes kurdos, ha confirmado en un mensaje en su cuenta de Twitter que se había reunido con el general McKanzie en el noreste de Siria.

Algunos funcionarios kurdos también expresaron su agradecimiento por el continuo apoyo de Estados Unidos. Teniendo en cuenta la importancia de este viaje toca responder a estas preguntas:

¿Por qué Mackenzie viajó a Siria en este momento? ¿Qué tiene que ver este viaje con su visita a El Líbano? ¿Qué objetivos está buscando Mackenzie en Siria?

No hay duda de que el viaje de Mckenzie a Siria está relacionada con su visita a El Líbano donde busca asediar este país y privarle de los productos chinos e iraníes. También pretende contener el poder del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) y controlar de forma completa al Ejército libanés.

Informes de inteligencia también indican que los estadounidenses tienen la intención de fortalecer el Ejército libanés sin consultar con el Gobierno de Beirut. Estados Unidos ha expresado su disposición para proveer comida del Ejército libanés, que ha sufrido un revés debido al déficit presupuestario y la devaluación de la moneda libanesa.

El propósito de Mackenzie de su visita a Siria fue enfatizar el apoyo de Washington a las fuerzas kurdas, ayudar a implementar, lo antes posible la ley César para asfixiar a Siria y El Líbano, y privar al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, de los ingresos del petróleo y trigo de Siria.

Visita del jefe de Centcom y la producción de trigo en Siria

La guerra siria que empezó en 2011 ha afectado la producción de trigo en Siria. En las zonas donde hay enfrentamientos entre las fuerzas sirias y grupos armados casi no se cultiva trigo.

En el noreste de Siria, en concreto en la región del Éufrates, se cultiva alrededor del 70 por ciento del trigo de Siria. El área está controlada por las fuerzas kurdas de FDS, que cuentan con el apoyo logístico de Estados Unidos.

Las Fuerzas Democráticas Sirias compran el trigo de la región a un precio más alto que la tasa aprobada por el Gobierno sirio, evitando así que Damasco tenga acceso al trigo del Éufrates. Además, las tropas estadounidenses queman la tierra de cualquier ciudadano sirio que pretende vender su trigo al Gobierno central.

En Siria, el Gobierno estima que 85 000 hectáreas de cultivo fueron quemadas por incendios en 2019.

En 2018, la cosecha de trigo alcanzó sus niveles más bajos en tres décadas en Siria. La guerra y la sequía redujeron la producción un 30 por ciento, tal y como informó en su momento la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La producción de 1,2 millones de toneladas en 2018 fue la más baja desde 1989. Antes del comienzo de la guerra en Siria en 2011, este país normalmente producía casi 4,1 millones de toneladas al año.

La caída en la producción de trigo en 2018 se produjo a pesar de que Damasco había tenido un mejor acceso a las tierras agrícolas después de que el Ejército recuperara la mayoría de las zonas en manos de los terroristas.

En 2014 el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) llegó a formar su califato y estableció su capital de facto en Al-Raqa. Tres años después, esta agrupación extremista fue expulsado de esta zona, pero el daño causado por la guerra sigue siendo un obstáculo para los agricultores sirios.

Tras la eliminación de Daesh de esta región, las Fuerzas Democráticas de Siria se desplegaron en esta zona, algo que no cambió la realidad en el campo, ya que las milicias kurdas también dificultaron el acceso del Gobierno sirio al trigo de esta región.

Además, los altos costos de producción, la falta de insumos de calidad y la infraestructura dañada o destruida siguen siendo las principales limitaciones para producción del trigo.

En 2019, la cosecha de trigo de Siria mejoró debido a la cantidad considerable de las lluvias y una mejoría en seguridad general, pese a que la seguridad alimentaria sigue siendo un desafío para Damasco.

La producción de trigo para la temporada 2019 alcanzó 2,2 millones de toneladas. Esta cifra duplicó el año anterior (1,2 millones de toneladas), pero todavía es un 50% menos que las cifras anteriores a la guerra cuando Siria producía más de 4 toneladas al año.

La cifra significa que el Gobierno de Damasco seguirá dependiendo en gran medida de las importaciones de trigo.

Con la imposición de sanciones, Europa y Estados Unidos no permiten que Siria importe trigo incluso desde Rusia. El asedio contra El Líbano también ha eliminado la posibilidad de que Damasco tenga acceso al trigo libanés. Estas medidas, causarán que Siria finalmente enfrente una grave escasez de trigo para el invierno de 2020.

La escasez de trigo ejerce presión contra el Gobierno central, puesto que el pan es un alimento básico para los sirios, que han sufrido una prolongada guerra que mató a varios cientos de miles de personas y obligó a millones a huir de sus hogares.

La mayoría de los agricultores venderán su producto a los comerciantes que ofrecen precios más altos, por lo que parte del trigo se vende a comerciantes privados y algunos traficantes a través de las fronteras con Turquía e Irak, hecho que genera escasez de este producto.

Algunos consideran que las frases “Siria y El Líbano morirán de hambre” son exageradas, pero eso es una realidad, porque los diplomáticos de EE.UU., ya sea Dorothy Shea, la embajadora estadounidense en El Líbano, o James Jeffrey, enviado especial de EE.UU. en Siria, o Mike Pompeo, el secretario de Estado de Estados Unidos, han manifestado públicamente la política exterior del país norteamericano que busca presionar a Siria. Por lo tanto, Mackenzie está en la región para implementar este plan.

La visita de Mckenzie a Siria y su relación con el petróleo

Algunos medios relacionan el viaje de Mckenzie a Siria con el petróleo de este país en las regiones controladas por los kurdos.

A pesar de que, en octubre de 2019, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el retiro de las tropas de su país de Siria, días después desplegó cerca de 500 de sus militares so pretexto de proteger los campos petrolíferos con ayuda de las milicias kurdas, las principales beneficiarias de la producción actualmente.

Los soldados norteamericanos quedarán en el norte de Siria para proteger el crudo sirio, no solo de los integrantes del grupo terrorista Daesh sino también de las fuerzas del Gobierno sirio. Estas declaraciones del secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, demuestran lo que está buscando este país en Siria. Hacerse con el crudo sirio forma parte de su intervención en Siria.

A su vez, el mandatario estadounidense no ha ocultado el interés de su país en hacerse con el crudo en las zonas bajo el control de sus tropas y las milicias kurdas en Siria. “EE.UU. va a quedarse con el petróleo sirio. Unos $ 45 millones por mes”, enfatizó Trump en un mensaje en Twitter.

Si bien Siria cuenta con reservas pequeñas del petróleo con respecto a otros países árabes de la región de Asia Occidental, pero ese producto ha desempeñado un rol relevante en contribuir a los ingresos del Estado.

Se estima que Siria cuenta con una reserva de petróleo aproximadamente de 2500 millones de barriles mientras Arabia Saudí e Irak tienen unos 297 000 millones y 147 000 millones, respectivamente.

La mayoría de los campos petroleros de Siria se ubican en la provincia de Deir Ezzor, fronteriza con Irak. Esta gobernación está bajo el control de las milicias kurdas y las tropas estadounidenses.

La guerra ha disminuido la producción del petróleo en Siria. En 2008, Siria extrajo 406 000 barriles por día de sus campos de crudo, y en el primer año de la guerra, es decir en 2011, la cifra cayó y alcanzó a 353 000 barriles por día. En 2018, este país solo pudo producir 24 000 barriles por día, tal y como indica una revisión estadística de British Petroleum en 2019.

A medida que el conflicto armado en Siria se intensificó, los campos petroleros pasaron a manos de los llamados rebeldes y luego fueron controlados por Daesh. En 2014 esta agrupación extremista llegó a dominar el campo más grande de Siria, Al-Omar, que se ubica en Deir Ezzor.

La venta del petróleo generó en 2015 un ingresó de caso 40 millones de dólares por mes para Daesh. Dos años después, esta banda extremista perdió el control de las zonas petroleras ante las Fuerzas Democráticas de Siria, respaldadas por Estados Unidos.

Desde 2017, las fuerzas kurdas se han hecho con el ingreso de la venta del petróleo del Éufrates. Pues, los aliados de EE.UU. llegaron a controlar el 70 los recursos de crudo de Siria, privando así al Gobierno de Damasco de conseguir dinero de la venta del hidrocarburo.

Siria busca recuperar las zonas petroleras para reactivar su economía, ya destruida. Damasco está consciente de que, sin los campos petroleros, necesita importar grandes cantidades.

Pero como consecuencia de las estrictas sanciones de EE.UU. y la Unión Europea, a Damasco se le está haciendo cada vez más difícil retomar el control.

Por Mohsen Khalif Zade