Por Carlos Santa María
Los hechos son contundentes, irrebatibles, y confirman una acción deliberada contra un país que ha demostrado reiteradamente su vocación pacífica.
Primero: esta Agencia no cuestionó, como habría sido éticamente correcto, la salida unilateral de Estados Unidos del Acuerdo, decisión tomada bajo el liderazgo de Donald Trump, y ratificada por cinco países. La troika europea —Inglaterra, Alemania y Francia— no condenó al infractor, es decir, a EE.UU., sino a quien sostuvo los principios y compromisos del acuerdo. Además, la Agencia se alineó con la propaganda de los medios masivos de desinformación, difundiendo la idea alarmista de un supuesto ataque nuclear por parte de Irán, sin explicar el contexto ni las condiciones, ya que nunca existieron ni la intención ni la capacidad real para ello. El objetivo era sembrar temor frente al gobierno persa.
Segundo: por el contrario, la AIEA ocultó lo que es conocido ya gracias a las denuncias desde mediados del año 1980, cuando se develó que Israel poseía más de 200 cabezas nucleares en Dimona, centro de producción y jamás investigado pese a la información cierta. Basado en que fueron víctimas del Holocausto y debía protegerse, algunos medios occidentales intentaron explicar lo indefendible, más aún ahora, con el genocidio en Gaza y la utilización de armas químicas contra la población.
Tercero, la AIEA ha continuado permanentemente siendo obligada a reconocer que la Agencia Iraní de Energía Nuclear ha brindado todas las oportunidades de supervisión diáfana, aunque su trabajo ha sido no hacerlo público, masivo, sino a través de breves declaraciones que simplemente se ocultan para que el mundo no conozca la verdad. Por el contrario, jamás han tocado a la nación genocida, bélica, opresora, y hoy en una franca campaña de exterminio de Palestina, lo que sí confirma su posible utilización de armas nucleares.
Cuarto: se ha develado claramente que toda la información reservada de la nación persa entregada en las inspecciones, que pudieron extractar por parte de la AIEA, ha sido conocida por el gobierno estadounidense y la troika occidental, lo que significa una vulneración evidente del secreto profesional y una traición al derecho internacional, entregando datos sensibles a agencias de inteligencia dedicadas a la guerra e intervención internacional. Esto constituye uno de los elementos más peligrosos al conocerse que esos datos puedan ser utilizados, como ya lo ha sido por Israel, intentando destruir complejos de reactivación en uranio enriquecido, con el fin de detener su producción.
Quinto: jamás la AIEA ha exaltado el carácter pacífico de esta producción que, además de permitir la inspección transparente pese a haber sido violada su confianza como se ha comprobado, sirve diariamente para el mejoramiento de la salud de la población en tanto es utilizada para farmacología, operaciones quirúrgicas, todas enfocadas en una política de prevención y curación. Igualmente, la aplicación constante en el incremento de los procesos productivo, lo que mejora sustancialmente la generación de una política sostenible en este campo, además de otras aplicaciones como la educación.
Sexto: lo más destacado negativamente ha sido la manipulación de la nación persa sindicada como guerrerista, lo que ha significado información diaria, constante, llena de odio y falsedad, poniendo a su gobierno como el promotor del terrorismo y dispuesto a atacar a cualquiera que se oponga a sus deseos. Esta campaña de desinformación es un modus operandi delincuencial de quienes desean ocultar que si poseen bombas atómicas y las pueden emplear, ya que amenazan constantemente, aunque veladamente, de su aplicación, tal es el caso de Israel.
La reciente declaración de la Junta de Gobernadores de la AIEA, organismo occidental de lucha por la hegemonía de sus valores caducos y crueles, como representantes de los mayores conflictos mundiales y la eliminación artera y cruel de más de trescientos mil civiles sobre Hiroshima y Nagasaki, sin contar las explosiones nucleares de Francia afectando a miles y miles de mujeres en su procreación en América Latina al utilizar el atolón de Mururoa para sus experimentos mortales, reiteran que la campaña está en auge para provocar conflictos que sean justificados por ellos mismos.
El peligro de esta masiva desinformación es una amenaza a las conversaciones de Irán con Estados Unidos para darles herramientas que puedan presionar a las autoridades persas con el de suprimir su política nuclear pacífica y los procedimientos que implica. Igualmente, crear una justificación para permitir la intervención descarada contra el pueblo iraní, deteniendo la revolución islámica y su papel en el mundo desde la humanización, la paz y concordia entre las naciones.
Afortunadamente, las leyes de la historia demuestran que las naciones soberanas, pese a las crueles posiciones de potencias occidentales, continuarán con fortaleza, compromiso, convicción y fe, basadas en el destino de los pueblos lo definen sus propias ciudadanías y que el futuro es multipolar, brillante y con senderos de luz para la Humanidad.