Publicada: miércoles, 27 de agosto de 2025 10:06

Venezuela resiste las intervenciones caducas de Estados Unidos, que buscan desestabilizar su soberanía y apoderarse de sus recursos.

Por: Carlos Santa María

En estos días escuchaba por casualidad en las redes un programa colombiano sobre Venezuela y decidí intervenir exponiendo la agresión que significaba intentar infundir miedo con navíos de guerra a una nación soberana y valiente. De inmediato uno de los participantes dijo que Nicolás Maduro, el presidente legítimo, estaba negociando ya su escape del país, ante lo cual manifesté que era una idea absurda y que en diciembre confirmarían lo erróneo de sus apreciaciones.

Sin embargo, el día de ayer escuché en la radio de ultraderecha (también colombiana), la “W”, no sólo esa idea sino la legalidad de una intervención estadounidense si “sentían” que su seguridad nacional estaba en riesgo por las drogas que ingresaban al territorio, lo que confirmaba ya una campaña orquestada para generar zozobra en Venezuela creando la idea de que el mandatario estaba aterrorizado, negociando su salida, inclusive planteando Brasil o México como los posibles destinos.

Infobae, una agencia informativa de la inteligencia extranjera, publicaba que Jaime Bayley sentenciaba que el mandatario estaba planificando ya su fuga a Nicaragua con su familia para asilarse (26/08/2025), según la cual “El periodista reveló cómo la dictadura venezolana ha tejido acuerdos con gobiernos aliados para garantizar un escape seguro y anticiparse a un eventual colapso político en Caracas.”, sin aportar evidencia alguna de sus temerarias afirmaciones, como es lo habitual en este autodenominado “ periodista”.

La verdad es que la orden internacional dada por las élites sionistas que manejan gran parte de los Medios internacionales, de crear una mentira sin bases, ha sido dada a los Medios Masivos de Desinformación (MMdeD), con el fin de amparar una matriz legalizada de invasión a Venezuela por EE.UU.

Los presuntos argumentos serían, sin ninguna prueba que demuestre lo expuesto, una dirección criminal del presidente venezolano de un llamado “Cartel de los Soles”, que no existe y es una ficción novelesca, asociado a Hezbolá en El Líbano, y a través de Arabia Saudí u otras monarquías del Golfo Pérsico, por medio de las cuales llevan la droga a Estados Unidos…en un viaje absolutamente desquiciado de un lugar del mundo a otro para finalizar en Miami.

Asimismo, como “prueba”, han confiscado activos de Venezuela presentándolo como propiedades del mandatario, lo que puede ser mediáticamente interesante, aunque hasta un niño de escasa edad lo consideraría absurdo.

La semana pasada se informó que Washington había ordenado el envío de un escuadrón anfibio a las costas venezolanas para controlar las mafias traficantes: el USS San Antonio, el USS Iwo Jima y el USS Fort Lauderdale, que transportan a 4500 efectivos, incluidos 2200 infantes de marina, y ahora agregan el USS Lake Erie y el USS Newport News, un crucero lanzamisiles y un submarino nuclear de ataque rápido, convirtiéndose claramente en una grave amenaza a la paz y la seguridad de la región. Cabe señalar que América Latina y el Caribe han sido declaradas como Zona Libre de Armas Nucleares, mediante el Tratado de Tlatelolco (1967), cuyo Protocolo II fue ratificado por EE.UU.

La pregunta infantil, ya que ese es el nivel que manejan desde Occidente, es: ¿cómo un submarino nuclear detendrá el tráfico de drogas? ¿Será que lanzarán misiles nucleares a embarcaciones que la transporten? La respuesta destruye todo el argumento basado en el sofisma de detener el tráfico de drogas a EE.UU., además de demostrar que en EE.UU. no se hace nada para apresar a las mafias estadounidenses que existen y hacen parte de los gobiernos a través de presiones indebidas. Saben que Venezuela no posee prácticamente campos de explotación coquera y han desarrollado una lucha frontal en este sentido.

La locura producto de la desesperación de la ultraderecha venezolana es tal que incluso han determinado la forma de entrega de la presidencia a María Corina Machado, junto con Guaidó, y la aceptación de Washington a todo ello.

Sin embargo, lo real es que la DEA (Administración de Control de Drogas), oficina de manejo de las drogas en América Latina y el mundo, es el principal cartel de Estados Unidos, ya que en los lugares donde ha sido expulsada ha decrecido notablemente el cultivo y producción de la heroína, coca u otras, donde Afganistán con los talibanes y Ecuador con Rafael Correa, lograron lo dicho. Y Venezuela es un territorio libre de sembradíos, por lo cual la supuesta amenaza a la seguridad de EE.UU. es absolutamente artificial y las supuestas propiedades del presidente Maduro son propiedades del estado.

El objetivo fundamental es tener un gobierno arrodillado a través del “cambio de régimen” para apoderarse de las riquezas de la nación, tanto del petróleo como otros productos, a través de una política de intimidación, escondiendo flagrantemente su concentración de mafias en el propio seno del gobierno estadounidense.

Venezuela ya ha desplegado todo el sistema de defensa, pues solo la fortaleza de una nación detiene los intereses coloniales, y la movilización patriótica ejerce una muralla insalvable para el neocolonialismo.

Finalmente, el lema de Donald Trump el cual es “Make America great again”, es decir, “Haz América grande otra vez”, es una de las locuras más grandes de un mandatario ya que América es un continente, es lo primero, y está conformado por 35 países, por lo cual es un imposible racional lograr que todas esas naciones sean desarrolladas plenamente gracias a la labor de una sola persona. Eso se identifica en términos siquiátricos como una enfermedad mental asociada a la sociopatía, representada en bipolaridad y esquizofrenia, razón de su megalomanía, ascenso y descenso de sus estados de ánimo, escasa capacidad lingüística y coordinación, más una personalidad maníaco depresiva. Desafortunadamente ese es un peligro dada su inestabilidad que puede llevarlo a bombardear un país o considerar una “extracción” con asesinato incluido en forma de magnicidio.

Definitivamente Venezuela no está sola, ni lo estará.