• Donald Trump es el nuevo muñeco electoral de EEUU
Publicada: martes, 10 de noviembre de 2015 12:59
Actualizada: martes, 26 de abril de 2016 3:02

El millonario Donald Trump ha sido la sensación del verano en EE.UU. y en muchos otros países del mundo. Está en las primeras páginas de la prensa y protagoniza noticieros de televisión en horario estelar.

Quien fuese el fundador de un enorme emporio inmobiliario en el país más rico del mundo es visto hoy como la figura carismática a sustituir a Barack Obama en la Casa Blanca.

Pareciera que mientras más polémicas sean las declaraciones, más sube en las encuestas y la prensa más lo sigue. Su promesa de expulsar a los mexicanos y demás latinos fuera de EE.UU. lo ha catapultado como frecuente trending topic en redes sociales y destacados personajes del mundo se dedican a responderle al divertido propietario del Empire State Building.

Su lema es: No hay publicidad buena o mala, sólo hay publicidad. En efecto, Trump se ha convertido en la figura más emocionante de la política de EE.UU. desde que Ronald Reagan brillara como el heroico vaquero que ganó la guerra fría contra los “malvados comunistas rusos”. Trump no sólo tiene su propio Reality Show o programa que exhibe el acontecer diario del ser famoso, sino que ha convertido los debates presidenciales del partido republicano en su propio Reality Show.

Este precandidato lanza declaraciones “políticamente incorrectas” que consiguen conmover a toda la opinión pública y cuando le exigen que se arrepienta por sus insolencias, dispara una grosería peor. ¿Acaso burlarse del rostro de su rival mujer en la nominación presidencial republicana no es un gesto abominable?

En fin, al parecer Donald es experto en llamar la atención y no todo se basa en su dinero, en el pasado aspirantes presidenciales con mayor fortuna como el billonario texano Ross Perot no consiguieron causar tanto revuelo. Entonces, inevitable es llegar a la pregunta ¿Será Trump el próximo presidente de EE.UU.?

Para responder esa interrogante, hay que descifrar el misterio alrededor de este personaje.

Primero: Trump no está arriesgando sus negocios por su aspiración presidencial, en realidad las controversias causadas en su campaña sólo han servido para extender su fama. Anteriormente Trump era una celebridad en EE.UU., ahora es una celebridad a nivel mundial. Eso es miel para un individuo egocéntrico. Si alguna empresa se complica por el pleito político, pues la vende y ya. Así ocurrió con el certamen Miss Universo.

Segundo: Es falso que Trump existe como candidato en contra de la voluntad de la clase gobernante en EE.UU. como tanto se hace ver en los medios de comunicación, sino todo lo contrario. Washington lo ama, lo necesita y se alimenta de él. En la medida que Trump se muestra más fascista, racista y radicalmente conservador, se produce como efecto que Obama, Hillary Clinton, Jeff Bush y los demás políticos de verdad lucen como mejores personas, inclusive como dirigentes moderados y bienintencionados, dentro y fuera de EE.UU. Es decir, el poder que controla a EE.UU. le permite a Trump ser como es y decir lo que dice, mientras que se vende la apariencia de que Trump actúa solitariamente al margen de la ley y de las instituciones yanquis.

Tercero: Trump no es un simple loco millonario, sino un actor del mundo de las finanzas que llegó a la política para divertirse y hacerle un favor a la clase política gringa, no vino para competir realmente por la silla presidencial. Trump existe para  hacer lucir como humanistas a los WASP (White Anglo-Saxon and Protestant) es decir, los Blancos Anglo Sajones Protestantes de EE.UU. En ese contexto,  lo que llaman sistema de "check and balances" (controles y contrapesos) en la teoría jurídica del Estado burgués es simplemente un régimen controlado por los WASP donde la complicidad es típica entre el presidente, el Congreso y la Corte Suprema, a fin de facilitar el reparto de las culpas por las acciones del capitalismo explotador con un hábil cálculo en el calendario propagandístico y electoral. Trump es un WASP. 

Cuarto: Trump se desvanecerá como una moda, como una travesura entre los estadounidenses que querían escuchar a un personaje distinto a los políticos tradicionales que fuera capaz de decir imprudencias sin intentar mostrarse como un buen padre de familia o líder protector de la nación. Mientras más se aproximen las etapas decisivas de la elección presidencial (2016), se irá disolviendo la figura de Donald. Al final se impone el bipartidismo burgués en EE.UU., siendo el partido republicano y el partido demócrata dos agencias de propaganda ficticiamente enfrentadas porque en el fondo obedecen a un mismo poder capitalista.

Quinto: Sin un tercer partido que se encuentre divorciado de la clase empresarial transnacional que controla a EE.UU., la indignación de las masas marginadas que una vez se expresaron en el movimiento Occupy Wall Street y otros grupos, sigue sin convertirse en vanguardia política organizada o alternativa de poder capaz de presentarse en elecciones en forma competitiva, porque sencillamente el sistema electoral financiero gringo bloquea la libre participación de los que no tienen dinero. Entonces algunos ingenuos ven en Trump un posible rebelde enemigo del sistema político tradicional, sin notar que es una pieza del mismo Establishment.

Sexto: Todo lo perverso que ha dicho Trump sobre política migratoria, expansionismo, neoliberalismo, represión policial, política exterior de guerra, violación de derechos humanos, entre otras ideas fascistas son exactamente las pretensiones del Establishment o Status Quo que gobierna en EE.UU. En pocas palabras, el insolente Donald Trump parece un “loco” pero actúa con total permiso del Imperio.