Hoy, la fe se mantiene viva entre ruinas. Los rezos se adaptan al dolor, y los espacios de culto son ahora símbolos de resistencia espiritual.
El Eid también era un día de reunión familiar. Visitas, abrazos, mesas compartidas. Hoy, esas visitas tienen otro destino. Las familias ahora acuden a los cementerios a honran a sus hijos mártires con lágrimas, oraciones, y el deseo de paz. El cementerio se ha convertido en el nuevo centro de reunión.
Hoy las calles están semivacías, los niños visten con ropa diaria, y en vez de juegos, atracciones, y canciones, en las calles solo se ven tiendas de campaña y solo se escuchan el sonido de las bombas.
Ahora solo quedan los pequeños gestos que mantienen viva la esencia del Eid, como es resistir con dignidad.
Otro Eid mas que no se vive como en años anteriores. Hoy, los rezos se hacen en mezquitas destruidas, y las familias visitan a sus seres queridos en el cementerio. Las calles están marcadas por la ausencia, pero, aun así, la gente encuentra formas de mantener viva la tradición, con fe, esperanza y resistencia.
Huda Hegazi, Gaza
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