“Indudablemente, estas acciones imperdonables e insultos al sagrado Corán son una lucha organizada por las potencias arrogantes y el sionismo internacional, que se llevó a cabo con el apoyo tonto del Gobierno sueco”, apostilla una declaración emitida al final de la movilización de los iraníes contra la sistemática profanación del libro sagrado de los musulmanes, el Corán, en Suecia.
Según la nota, la blasfemia al Corán se perpetró con los elementos radicales y extremistas en línea con la “promoción al odio contra las santidades”.
“Se llevó a cabo con el objetivo de destruir el Islam, y nunca fue compatible con las enseñanzas de las religiones divinas y no puede ser tolerado”, han clamado los activistas iraníes.
Además de condenar este vergonzoso acto de Suecia, han hecho un llamado a todos los buscadores de libertad y monoteístas del mundo, junto con otros musulmanes y liberales de las religiones divinas del mundo, para enfrentar la vil política de insultar las santidades e incitar al odio, con el objetivo de promover la islamofobia, la desestabilización del mundo, el fortalecimiento del extremismo y la violencia en el mundo.
Los manifestantes han exigido también que el sistema diplomático del país persa, en coordinación con otros Estados islámicos, reconsidere sus relaciones diplomáticas con Suecia.
Tras el rezo colectivo del viernes, los manifestantes iraníes han recorrido a las calles en todas las ciudades del país en protesta a la quema y segunda profanación del Corán en Suecia.
En Teherán, cientos de manifestantes, que han ondeado banderas iraníes y portado ejemplares del libro sagrado del Islam, han clamado “Abajo Estados Unidos, Reino Unido, Israel y Suecia” mientras algunos prendían fuego a la bandera sueca azul y amarilla.
Los musulmanes de diversos países como Irak y El Líbano también han salido a las calles tras el rezo colectivo del viernes, y han llamado a las autoridades a actuar de manera contundente ante los representantes suecos, e incluso, piden expulsar a los embajadores del país europeo.
Se trata de la segunda vez en las últimas semanas que las autoridades suecas permitieron a Salwan Momika, un migrante iraquí de 37 años, insultar un ejemplar del Corán en Estocolmo, por lo que ha suscitado la condena de numerosos países musulmanes.
Tras lo sucedido el jueves, Irak retiró a su encargado de negocios en Suecia y pidió a la embajadora del país europeo abandonar Bagdad. Irán, por su parte, convocó al embajador sueco en Teherán y envió una nota de protesta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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