Cinco policías iraníes perdieron el viernes la vida en un ataque terrorista contra dos patrullas policiales en la carretera Jash–Iranshahr, en la provincia de Sistán y Baluchistán, una región afectada desde hace tiempo por el activismo militante transfronterizo. El grupo terrorista autodenominado Yeish Al-Adl se ha atribuido pública e inequívocamente la responsabilidad de este crimen.
En este contexto, el representante permanente iraní ante las Naciones Unidas, Amir Said Iravani, a través de una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, y al Consejo de Seguridad emitida este sábado, les ha instado a “condenar inequívocamente este atroz acto de terrorismo en los términos más enérgicos posibles”, enfatizando que “cualquier doble rasero o enfoque selectivo en la condena del terrorismo es inaceptable” y “solo socava la credibilidad del Consejo de Seguridad”.
Iravani ha destacado que quienes brinden apoyo, refugio o cualquier tipo de facilitación a estos grupos terroristas son plenamente responsables de sus crímenes y deben rendir cuentas en su totalidad.
Al hacer alusión a un ataque terrorista de Yeish Al-Adl en pasado julio en el que una mujer y un niño murieron y 24 personas resultaron heridas, ha señalado que estos “horrendos crímenes”, que han atacado deliberadamente a agentes del orden, civiles e incluso niños, “constituyen flagrante violación del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario”.
Ha afirmado que el aludido grupo terrorista sigue operando con total impunidad debido a tener vínculos y apoyo de Daesh-Jorasán y de patrocinadores externos. Estos ataques terroristas “una vez más, ponen de manifiesto la naturaleza inhumana, terrorista y extremista de Yeish Al-Adl, y la grave amenaza que representa para la paz y la seguridad en la región”, ha apostillado.
Sistán y Baluchistán, provincia fronteriza con Afganistán y Pakistán, ha sido escenario de numerosos atentados terroristas dirigidos tanto contra civiles como contra fuerzas de seguridad en los últimos años.
El grupo terrorista Yeish Al-Adl se ha atribuido la responsabilidad de numerosos ataques en Sistán y Baluchistán, utilizando tácticas como el secuestro de guardias fronterizos y ataques contra civiles y comisarías de policía con el objetivo de sembrar el caos y el desorden entre la nación iraní.
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