"Lo que sin lugar a dudas es un golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff es una amenaza para los pueblos de toda América y forma parte de una ofensiva imperialista para acabar con gobiernos progresistas", declaró el martes el mandatario venezolano en un mitin con un grupo de partidarios llevado a cabo en la céntrica plaza Bolívar de la capitalina ciudad de Caracas.
A su juicio, el imperialismo está buscando implantar una vez más en los países latinoamericanos un “modelo represivo” sin ser conscientes de las graves consecuencias que puede traer consigo.
Lo que sin lugar a dudas es un golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff es una amenaza para los pueblos de toda América y forma parte de una ofensiva imperialista para acabar con gobiernos progresistas", declaró el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
"No le han podido ganar una elección a Lula (el expresidente de Brasil en 2003-2010, Luiz Inácio Lula da Silva) ni a Dilma, y ahora quieren derrocarla ilegítimamente", subrayó Maduro.
Por último, Maduro se solidarizó con la mandataria brasileña y repudió el golpe contra su gobierno.
"Venezuela repudia este golpe y se solidariza con la presidenta de Brasil; no le podemos fallar a la causa de (el libertador, Simón) Bolívar", concluyó evocando el aniversario del 19 de Abril de 1810, cuando Venezuela inició su independencia.
El domingo, la Cámara de Diputados de Brasil aprobó la apertura de un proceso de impeachment en contra de Rousseff. Ahora el Senado tiene la palabra y, según los sondeos de la prensa brasileña, la oposición ya tiene los votos necesarios para sacarla del poder y someterla a juicio.
La jefa del Poder Ejecutivo brasileño argumenta que ninguno de los diputados que aprobó el juicio habló claramente de los motivos por los que apoyaba el proceso, y ha recalcado que las operaciones financieras realizadas durante su Gobierno están sujetas a la ley.
Rousseff, reiteradas veces, ha ratificado que "jamás" renunciará y que luchará para derrotar lo que considera un golpe de Estado orquestado por su "traidor" y "conspirador" vicepresidente, Michel Temer, y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, involucrado en casos de corrupción.
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