Con pancartas que decían “su visita es rechazada”, decenas de bareiníes mostraban su inconformidad con el viaje de hace días del canciller israelí, Yair Lapid, a su país. La visita se realizó en el marco de la normalización de relaciones del país del Golfo Pérsico con el régimen de Tel Aviv.
Tras las brutales represiones de las protestas del 2011, las manifestaciones en Baréin se realizan con menor afluencia. El Gobierno no tolera las concentraciones y las castiga con mano dura.
En 2016, el gobierno disolvió el mayor partido de la oposición, Al-Wefaq. La formación publicó este viernes unas antiguas declaraciones de su líder, sheij Ali Salman, quien lleva más de seis años tras las rejas por pedir reformas en el país.
La visita de una autoridad israelí a Baréin también ha provocado la ira de los palestinos que aseguran que, tendiendo la mano a Tel Aviv, lo único que se normaliza son crímenes israelíes.
Por su parte, el canciller de Irán, Hosein Amir Abdolahian, lamentó que Manama haya traicionado la causa palestina y aseguró que los lazos con Tel Aviv no le beneficiarán a Baréin.
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