El miércoles, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, firmó un controvertido proyecto de la ley que reglamenta la explotación de recursos hidráulicos y la extracción de minerales en tierras indígenas; un tema que ha defendido el mandatario desde el comienzo de su mandato.
“Espero que este sueño en las manos de Bento [Albuquerque, ministro de Minas y Energía] y los votos de los parlamentarios se concretice. El indio es un ser humano exactamente igual que nosotros. Tiene corazón, sentimientos, alma, deseos y necesidades. Es tan brasileño como nosotros”, declaró Bolsonaro en un discurso, durante una ceremonia en el Palacio de Planalto.
El texto deberá ser enviado esta misma semana al Congreso, donde tendrá que ser votado por los plenos del Senado y de la Cámara de Diputados antes de que pueda ser sancionado.
Aunque en la ceremonia, el mandatario ultraderechista se refirió a la propuesta como “un sueño”, los ecologistas consideran el plan una pesadilla. Así que Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), que congrega más de 300 pueblos originarios, aseguró en un tuit que el proyecto es “un genocidio institucionalizado”.
“Su sueño es nuestra pesadilla y exterminio. El 'garimpo' [la minería artesanal o de pequeña escala] provoca muertes, dolencias, miserias y acaba con el futuro de toda una generación”, aseveró.
De igual modo, los ambientalistas enfatizan que este proyecto acelerará aún más la deforestación de la Amazonía, donde ya aumentó un 85 por ciento en el primer año de Gobierno de Bolsonaro, quien fue criticado en todo el mundo por su gestión de los incendios de esta selva el año pasado.
El periodista ambiental César Javier Palacios asegura que estas medidas afectarán negativamente al medio ambiente en Brasil y, en general, al planeta. A su juicio, Bolsonaro está optando por un modelo económico extractivo, que no deja nada para el futuro, por eso, la comunidad internacional tiene que impedir esos “destrozos tremendos que deberían ser considerados delitos ambientales de lesa humanidad”.
Los proyectos mineros deberán ser consultados a los indígenas quienes, sin embargo, no tendrán opción de vetar las iniciativas que apruebe el Congreso, con excepción de las relacionadas con la extracción de oro.
Los pueblos indígenas de Brasil han reclamado en varias ocasiones la demarcación de sus tierras. Asimismo, han denunciado la política del Gobierno brasileño por violar sus derechos. El pasado enero, más de 600 líderes indígenas denunciaron las políticas de “genocidio, etnocidio y ecocidio” de Bolsonaro contra los pueblos originarios.
Apodado “el Donald Trump brasileño”, Bolsonaro se ha caracterizado por su discurso misógino y racista, además de por ser un acérrimo defensor de la última dictadura militar de Brasil (1964-1985).
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