Según ha informado la Superintendencia del Sistema Penitenciario (SUSIPE) de Pará, un enfrentamiento entre bandas rivales condujo al sangriento motín que se ha saldado con la muerte de al menos 52 presos, entre los que hay 16 decapitados.
Además de los muertos, varias personas resultaron heridas y dos agentes penitenciarios fueron tomados como rehenes por los amotinados, pero ya fueron liberados, de acuerdo con un reporte de la agencia francesa de noticias AFP, citando a fuentes anónimas de SUSIPE
La masacre se produjo a raíz de una “guerra entre facciones” del narcotráfico y no de solicitudes de reivindicaciones al sistema penitenciario, ha precisado el secretario Jarbas Vasconcelos, responsable de la SUSIPE.
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“El gobierno debe contener la violencia. Ahora, después de otras 52 muertes de personas bajo custodia del Estado, todo llega demoradamente. La política penitenciaria es una ficción. Hay una responsabilidad pública que debe ser encarada y se debe construir una política pública decente. La seguridad pública requiere un plan”, aseveró José Vicente, un consultor y experto en seguridad.
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El gobierno debe contener la violencia. Ahora, después de otras 52 muertes de personas bajo custodia del Estado, todo llega demoradamente. La política penitenciaria es una ficción. Hay una responsabilidad pública que debe ser encarada y se debe construir una política pública decente. La seguridad pública requiere un plan”, aseveró José Vicente, un consultor y experto en seguridad, sobre el sangriento motín en la cárcel de Altamira, en el estado de Pará, situado en el norte de Brasil.
Al menos #52personas han muerto este lunes en un #motín que ya ha sido neutralizado en una cárcel de Altamira, en el Estado de Pará, al norte de #Brasil. pic.twitter.com/ixJsdtvprf
— El Dato (@eldatomx) July 29, 2019
Según la Superintendencia, 372 reclusos están internados en la prisión de Altamira que tiene capacidad para 208 reclusos. En cifras globales, Brasil tiene una población carcelaria de unas 754 000 personas con un sistema preparado para albergar a 415 960 presos.
En los últimos dos años, Brasil ha sido testigo de una ola de motines en estados del norte y del noreste, con más de 100 asesinados, muchos de ellos en condiciones atroces. Esas masacres son atribuidas a rivalidades entre bandas por el control de las rutas del tráfico de cocaína.
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El caso más reciente tuvo lugar a fines de mayo pasado, cuando unos 57 presos perdieron la vida en ajustes de cuentas durante dos días de enfrentamientos en varias cárceles del estado de Amazonas, vecino de Pará.
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