En vísperas del 48.º aniversario del golpe de Estado militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende en Chile, el 11 de septiembre de 1973, los documentos desclasificados publicados el viernes por el Archivo de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) revelaron que los espías australianos colaboraron con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) de EE.UU. en la intervención de Washington contra el presidente democráticamente elegido chileno.
A pedido de la CIA, el Servicio Secreto de Inteligencia de Australia (ASIS, por sus siglas en inglés) instaló una sede secreta en Santiago de Chile (la capital) de 1971 a 1973 para llevar adelante “operaciones de espionaje clandestinas”, en una nueva muestra “del esfuerzo multinacional para desestabilizar al Gobierno” chileno, según registros australianos desclasificados por el NSA, un centro de investigación con sede en Washington.
Esta célula de espionaje australiana operó durante aproximadamente 18 meses e involucró a agentes y equipos australianos junto con varios agentes chilenos reclutados por la CIA en Santiago de Chile.
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— NatlSecurityArchive (@NSArchive) September 10, 2021
Las operaciones implicaron reclutar activos chilenos y presentar informes de inteligencia directamente a la sede de la CIA en Langley, en el estado estadounidense de Virginia.
Según los informes, el canciller australiano, William McMahon, autorizó abrir esta sede y la cooperación de los agentes del ASIS con la CIA.
A principios de 1973, el entonces primer ministro australiano, Gough Whitlam, elegido en diciembre de 1972, ordenó al director del ASIS poner fin a la operativa en Chile, “inquieto” por la posibilidad de que se hiciera pública una participación de Australia “extremadamente difícil” de justificar, afirman los registros difundidos.
A pesar de la orden de Whitlam, un agente de inteligencia australiano siguió en Santiago hasta después del golpe militar liderado por Estados Unidos.
Otro informe también señaló que el primer ministro “era muy consciente de la importancia de esta (operación) para los estadounidenses” y “estaba muy preocupado de que la CIA no debería interpretar esta decisión (del cierre de la base) como un gesto hostil hacia Estados Unidos en general o hacia la CIA en particular”.
Un reportaje de Seymour Hersch en el diario local The New York Times, publicado en septiembre de 1974, dejó claro que la CIA financió secretamente huelgas sindicales y gremiales en Chile por más de 18 meses, antes de que el Allende fuera derrocado.
La dictadura chilena de Augusto Pinochet, que tomó el poder con el apoyo de EE.UU., duró 17 años y, conforme a cifras oficiales, hubo más de 3000 muertos y desaparecidos durante este periodo.
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