Corea del Sur da un paso más en las crecientes tensiones comerciales con Japón. Le retira la condición de socio preferente, una medida de ojo por ojo tras las restricciones que Japón aplicó a sus exportaciones.
La sombra de la guerra de antaño ensucia las relaciones entre Japón y Corea del Sur. Seúl elimina a Tokio de la lista blanca de países con menos restricciones comerciales a partir de septiembre. Esto quiere decir que los japoneses ya no estarán entre sus 29 socios preferentes, lo que endurecerá las condiciones para las exportaciones de bienes estratégicos a Japón.
Corea del Sur insiste en que está dispuesto a dialogar, pero que se vio obligado a responder a las restricciones similares que Japón aplicará sobre sus exportaciones, susceptibles de uso militar.
Todo empezó a finales de 2018, cuando el Tribunal Supremo surcoreano exigió que las empresas japonesas con presencia en Corea del Sur fueran obligadas a pagar compensaciones a los coreanos que fueron esclavizados por ellas durante la II Guerra Mundial. Japón no aceptó el fallo y endureció las regulaciones a la exportación de tres materiales cruciales para la fabricación de aparatos tecnológicos.
Esto enfureció a los surcoreanos, que lanzaron campañas de boicot a los productos japoneses. Dos hombres murieron después de inmolarse durante las protestas.
A los expertos internacionales les preocupa que Japón siga los pasos del presidente de EE.UU., Donald Trump, al usar el comercio como arma.
Interrumpir la producción de compañías surcoreanas amenaza con paralizar la industria y la cadena de suministro tecnológico mundial.
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