• El avión de caza de quinta generación F-22 Raptor.
  • Sede de la Fundación Heritage, en Washington.
Publicada: miércoles, 16 de septiembre de 2015 1:21
Actualizada: miércoles, 16 de septiembre de 2015 3:46

La filtración de correos electrónicos de la Fundación Heritage, principal fábrica de ideas asociada al Partido Republicano de EE.UU., revela sus estrechos vínculos con la empresa de armas Lockheed Martin.

“(Los correos constituyen) una prueba condenatoria de cómo los gabinetes estratégicos militaristas obedecen a poderosos contratistas de armas, mientras se presentan como analistas objetivos de seguridad nacional”, constata William Hartung, director del Proyecto Armas y Seguridad en el Centro de Política Internacional, lobby antimilitarista establecido en Washington.

“(Los correos constituyen) una prueba condenatoria de cómo los gabinetes estratégicos militaristas obedecen a poderosos contratistas de armas, mientras se presentan como analistas objetivos de seguridad nacional”, estima William Hartung, directivo en el lobby antimilitarista Centro de Política Internacional.

El análisis de los correos, publicado el martes por la página The Interceptpone de relieve la intensa actividad de Heritage en 2009 en oposición al recorte de gastos en el desarrollo del avión de guerra F-22 Raptor, actividad claramente coordinada con la fabricante de armas.

Cuando al año siguiente el entonces secretario de Defensa, Robert Gates, exigió al Congreso que pusiera fin a la producción del avión —a causa de los sobrecostes y la tardanza en el desarrollo—, reaccionaron con una campaña muy agresiva tanto la propia Lockheed Martin como Heritage.

Así, Mackenzie Eaglen, autora de varios informes de Heritage que reclamaban restaurar la financiación del F-22, participó en abril de 2009 en “una delegación del laboratorio de ideas de Lockheed Martin para visitar sus instalaciones de producción del caza de quinta generación en Fort Worth (Texas)”.

La capacidad de la Fuerza Aérea de EE.UU. para dominar los cielos está siendo atacada por un nuevo tipo de enemigo: una larga y creciente brecha entre aviones de combate, a la que el presupuesto de Defensa del presidente (Barack) Obama para el año fiscal 2010 no pone remedio, publicó la Fundación Heritage en julio de 2009.

También el vicepresidente del Instituto Heritage para la Seguridad Nacional y la Política Exterior, James Jay Carafano, se reunió en varias ocasiones con representantes de la constructora armamentista, y llegó a viajar al estado de Georgia, en el sureste del país, para participar en un “Tour del F-22 de Lockheed Martin”.

Sede de la Fundación Heritage, en Washington. 

 

“La capacidad de la Fuerza Aérea de EE.UU. para dominar los cielos está siendo atacada por un nuevo tipo de enemigo: una larga y creciente brecha entre aviones de combate, a la que el presupuesto de Defensa del presidente (Barack) Obama para el año fiscal 2010 no pone remedio”, publicó Heritage en julio de 2009.

En el mismo mes, el blog de Heritage tituló un artículo “Obama acaba de hacernos más vulnerables… otra vez”, entre varios más publicados ese año para argumentar que la decisión del Pentágono amenazaba la seguridad nacional estadounidense.

El personal de Heritage se reunió de manera regular durante 2008 y 2009 con representantes de Lockheed Martin —donante asiduo a la Fundación— para discutir sobre el avión, que después presentaban en sus publicaciones como una necesidad “vital” para la seguridad nacional de Estados Unidos.

A la vez, Heritage solicitaba las donaciones de Lockheed Martin, que en 2008 aportó a la fundación conservadora 40.000 dólares, según los documentos filtrados.

Tanto la directora de Lockheed Martin para relaciones con la prensa, Katherine Trinidad, como los representantes de Heritage, han declinado hacer declaraciones a The Intercept sobre la relación entre ambos.

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