Los intereses colonialistas de Estados Unidos por encima de respetar la soberanía de otros países; es lo que se entiende de las nuevas declaraciones del presidente electo estadounidense, Donald Trump. En una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, Florida, el magnate cuando se le preguntó si descartaría el uso de la fuerza militar para tomar el control del Canal de Panamá y Groenlandia, así respondió:
La importante vía interoceánica volvió a manos panameñas en 1999 después de los históricos tratados firmados por el entonces presidente estadounidense James Carter y el general Omar Torrijos. Y la actual postura de Trump pone sobre el tapete un cierto olor a expansionismo en su segundo mandato, tal como lo tiene con Groenlandia, un territorio autónomo bajo administración danesa y donde Estados Unidos tiene una base militar estratégica para la influencia en el Polo Norte.
Trump también ha sugerido que Canadá se una a Estados Unidos, pero indicó que no usaría la fuerza militar para eso, sino que usaría la fuerza económica y añadió que intentará rebautizar el Golfo de México con el nombre de Golfo de Estados Unidos.
Este tipo de declaraciones de Trump ha sido polémicas en las últimas semanas, causando reacciones inmediatas de las autoridades de las naciones implicadas. En la más reciente, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, en breves declaraciones al diario La Estrella de Panamá, aseveró que no le responderá a Donald Trump hasta que tome posesión el 20 de enero. El mandatario panameño el pasado 31 de diciembre aseguró que la vía interoceánica seguirá siendo para los panameños y de los panameños al servicio del mundo.
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