En un comunicado emitido este martes, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) ha catalogado este sacrilegio como un ataque flagrante a la fe de los musulmanes, una denigración deliberada de su religión y un grave insulto al libro sagrado de Islam.
“El acto de blasfemia no puede tolerarse”, ha denunciado Hezbolá para luego instar a la Liga Árabe (LA), las autoridades de los países islámicos y los partidos políticos musulmanes a unirse a la ola de condenas que dicha blasfemia ha provocado.
La Resistencia libanesa también ha pedido a las autoridades de Suecia que criminalicen los actos de sacrilegio y tomen las medidas preventivas adecuadas para evitar la repetición de tales acciones extremistas.
¿Qué pasó en Suecia?
El comunicado de Hezbolá se difunde después de que Rasmus Paludan, líder del partido ultraderechista sueco-danés Stram Kurs, quemara el pasado viernes el libro sagrado de los musulmanes en una congregación autorizada por el Estado y las fuerzas del orden, bajo el pretexto de la “libertad de expresión”, en un área musulmana densamente poblada en Linköping, en el sur del país europeo.
Paludan, acompañado por la policía, acudió a un espacio público abierto en Linköping, y según los informes, intentó prenderle fuego al Corán mientras ignoraba las protestas que querían apartarle de la escena y evitar el insulto.
La blasfemia ha conmocionado a la comunidad musulmana tanto en Suecia como en otros países del mundo, así que entre otros países, Irán, Catar y Omán, además de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) han cargado duro contra dicho acto de blasfemia.
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