La evidencia preliminar sugiere que el esqueleto puede remontarse al período Sialk III, alrededor de 4300 a. C., lo que marca este descubrimiento como un hallazgo prehistórico significativo en la región.
La cerámica y las características arquitectónicas de este período respaldan la fecha preliminar y se alinean con los artefactos previamente identificados de las primeras fases de asentamiento de esta región.
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