“Queremos relaciones fundamentadas en los intereses nacionales. No debe haber división (…) Hay que considerar todo para materializar nuestros intereses, porque cualquier tipo del conflicto en la región causará el resurgimiento del terrorismo”, dijo el sábado el premier iraquí.
Además de alertar que la expansión del caos beneficia a los terroristas que buscan aprovecharse de la situación y ganar terreno, Al-Abadi hizo hincapié en la necesidad de “limpiar” todas las provincias iraquíes de los efectos del terrorismo y el extremismo.
En este contexto, agradeció el papel de los iraquíes en la lucha antiterrorista, sobre todo el Ejército, la Policía Federal, los Peshmerga y las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), y resaltó que por ellos, Irak es un adalid en el combate al terrorismo.
Queremos relaciones fundamentadas en los intereses nacionales. No debe haber división (…) Hay que considerar todo para materializar nuestros intereses, porque cualquier tipo del conflicto en la región causará el resurgimiento del terrorismo”, subrayó el primer ministro de Irak, Haidar al-Abadi.
Asimismo, recalcó el importante papel que desempeñó el máximo clérigo chií de Irak, el gran ayatolá Seyed Ali Sistani, y el edicto religioso (fatwa), que emitió convocando a la nación para que luche contra los terroristas, lo que, a juicio de Al-Abadi, promovió la unidad de los iraquíes.
En su opinión, tanto la tiranía como el terrorismo quieren dominar al pueblo y para llegar a este objetivo hacen todo lo posible. En este sentido, el primer ministro celebró que los iraquíes consiguieran derrotar a ambos, gracias a su unidad y sus sacrificios.
Al-Abadi aseguró que ahora es responsabilidad del Gobierno a hacer lo que esté a su alcance para reconstruir el país y facilitar el regreso de los desplazados a sus hogares, pues afirmó que Bagdad no quiere que haya un cambio del tejido demográfico del país.
Fue a principios del pasado mes de diciembre cuando Al-Abadi anunció el fin de la guerra contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), que pudo infiltrarse en el suelo iraquí en junio de 2014 desde Siria.
Sin embargo, los remanentes de esta banda terrorista takfirí siguen presentes en pequeñas zonas de Irak, como en el desierto de Al-Anbar (oeste) y Kirkuk (noroeste).
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