“Es vergonzoso y extraño el silencio dentro del Gobierno [de Irak] y fuera de ello ante la agresión en curso [de Turquía]”, ha hecho hincapié este viernes Qais al-Jazali, el líder del grupo iraquí Asaib Ahl al-Haq, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe).
Sus palabras hacen referencia a un ataque aéreo lanzado por aviones de combate turcos contra un hospital militar perteneciente a Al-Hashad Al-Shabi, en la provincia de Nínive, ubicada en el norte del territorio del país árabe, en el cual varias personas perdieron la vida.
Este silencio incita a Turquía a hacer más agresiones contra la nación de Irak, tal y como ha aseverado el líder iraquí, en Twitter, para luego alertar que tales violaciones podrían llegar a niveles peligrosos si Bagdad sigue guardando callado ante este proceder de Ankara.
Desde hace años, Ankara ha venido bombardeando las partes norteñas de Irak, violando la integridad territorial del norte de ese país árabe. Al respecto, alega que de este modo quiere intensificar sus operaciones militares contra los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) —que Turquía considera terroristas— cerca de su frontera en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí.
Es más, el ministro del Interior de Turquía, Suleyman Soylu, anunció en abril que su país planifica montar una nueva base militar en las áreas fronterizas del norte del país árabe.
Desde Irak, consideran la decisión de Ankara como “un paso provocativo y una declaración de guerra”. También, alertan de que da una oportunidad a los remanentes del grupo terrorista Daesh que se han beneficiado durante mucho tiempo de los conflictos y distanciamiento de posiciones entre los países de Asia Occidental para llevar a cabo su campaña brutal.
Ante tal coyuntura, el Gobierno de Bagdad ha exigido en reiteradas ocasiones el fin de bombardeos de Turquía contra su territorio. Además, ha advertido sobre la necesidad de respetar la soberanía del país árabe y cooperar mutuamente para garantizar la seguridad de las fronteras comunes, donde la tensión crece día a día por la presencia de guerrilleros kurdos.
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