Su narrativa, desinformadora y manipuladora suele ser su impronta más relevante y que en el aniversario número 80 de la liberación de Auschwitz, a manos del ejército rojo soviético, ha servido para destacar sus muy peculiares perspectivas y ocultar aquellas que la condenan. Un sionismo que continuamente apela a ciertos conceptos con que suele encubrir la historia, la de su amada entidad israelí y con ello tratar de acallar las voces de denuncia frente a los crímenes que comete el régimen nacionalsionista contra los pueblos de Asia occidental en general y que, en forma más específica, lleva a cabo hace 77 años contra el pueblo palestina a quien ocupa, coloniza y extermina.
El tema del holocausto le ha servido al sionismo para consolidar su estructura como entidad internacional, en 80 años ya, como también a sus franquicias denominadas comunidades en gran parte del mundo. No sólo para generar un punto de vista de victimismo perpetuo, sino también para eludir sus propias responsabilidades en el ámbito de los crímenes que, ese ente israelí, ha cometido desde el momento mismo de su nacimiento en mayo del año 1948 y que en muchos aspectos se asimila a los crímenes llevados a cabo por el Tercer Reich alemán.
Desde mi parte no existe, pero alguno, ni menos oposición, para condenar los crímenes del nacionalsocialismo alemán. Llevados a cabo contra millones de seres humanos: soviéticos, gitanos, europeos de creencia judía, personas con diversas discapacidades y diversidades, prisioneros de guerra y políticos, entre otros. No existe justificación alguna en la condena más firme contra esa ideología racista, segregacionista, genocida y donde parte de sus responsables políticos y militares fueron condenados a diversas penas en el llamado Juicio de Nuremberg. Es lo que correspondía, el combate frontal contra una entidad cuya misión fundacional era ampliar su “espacio vital” arrasar países y exterminar a la población considerada inferior.
La voz del sionismo en Chile
La Sra. Ariela Agosin, presidenta de la Comunidad Judía de Chile (CJCH) nos dice en su inserto publicado en la página de la radio Cooperativa respecto a la importante conmemoración de la liberación de aquel campo de exterminio nazi “El 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, no sólo es un recordatorio de los horrores del Holocausto, sino también una oportunidad para reflexionar sobre cómo construimos una sociedad que erradique el odio y promueva la inclusión. Es vital que esta conmemoración sea más que un ejercicio de memoria; debe ser un llamado a la acción, un compromiso real con las políticas públicas que prevengan la discriminación en todas sus formas” (1)
Como no voy a estar de acuerdo con estas ideas expresadas por la presidenta de la comunidad de intereses israelíes en Chile, claro que sí. Las tomo como propias, pues el recordar los horrores del nazismo debe movernos al respeto por la vida humana y a exigir que prácticas criminales como las ejercidas por el Tercer Reich no sean repetidas, que no exista razón alguna para considerar a otros como subhumanos, bestias, ratas, que deben ser exterminadas ya sea porque lo avala cierta visión de mundo o la interpretación de determinada creencia religiosa.
Incluyendo a ciertos sectores extremistas de una sociedad que avala e incitan el genocidio con la idea de concretar determinados objetivos geopolíticos, como es el denominado Gran Israel, por ejemplo. Esto, a través de las voces de ministros del gobierno israelí como Itamar Ben Gvir, Bezalel Smotrich, militares como el ex ministro de defensa Yoav Gallant sobre quien se ha emitido, junto al primer ministro Benjamín Netanyahu, una orden internacional de captura por parte de la Corte Penal internacional. O las palabras de la ex diputada y ex ministra del interior y de justicia Ayelet Shaked, que llamaba a asesinar a las madres de palestinos y aquellas embarazadas por llevar serpientes en su vientre (2)
Los 80 años de la liberación de Auschwitz nos presenta un acontecimiento absolutamente impresentable como es el hecho que, para conmemorar este hecho, donde tantos seres humanos sufrieron el horror de los que denominaban la raza, no fue invitado el gobierno ruso que, con su antecedente, el ejército rojo permitió que no se siguiera martirizando a miles de seres humanos. No estuvo presente porque el odio también tiene su expresión en ese occidente que ha hecho de la rusofobia, la islamofobia entre otras aversiones su leit motiv en materia de relaciones internacionales. La memoria es perenne y ella nos dice que no se puede conmemorar algo dejando fuera a parte importante de quienes sirvieron a una causa justa.
La Sra. Agosin y sus palabras del recuerdo nos dice que “Auschwitz fue el mayor campo de concentración y exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, ubicado en la Polonia ocupada por los alemanes. Entre 1940 y 1945, más de 1,1 millones de personas fueron asesinadas en este lugar, la gran mayoría judíos, pero también gitanos, prisioneros políticos, personas con discapacidades y otros grupos perseguidos por el régimen nazi. Auschwitz simboliza el extremo del odio institucionalizado, pero también cómo la indiferencia y el silencio de muchos contribuyeron a esta tragedia sin precedentes en la historia”
Así es Sra. Agosín, el campo de concentración de Auschwitz es un símbolo de oprobio, el distintivo del horror expresado en un estado como el alemán y su gobierno nacionalsocialista donde, además, la indiferencia de la sociedad alemana y su silencio cómplice permitió la consolidación del espanto. No puedo estar más de acuerdo con la presidenta de la CHCH: Auschwitz es un símbolo de un régimen genocida.
Gaza tomó el relevo
Auschwitz es el emblema la creación distintiva de un ente criminal como el Tercer Reich, como lo es hoy el régimen nacionalsionista presidido por Benjamín Netanyahu, que junto a su gabinete de extremistas ha convertido a la Franja de Gaza en un enclave de desolación y muerte. En el cementerio y campo de concentración a cielo abierto más grande, principalmente para mujeres y niños.
Un campo de concentración de 360 kilómetros cuadrados donde las formas más horrendas de exterminio se han dado cita: bombardeos indiscriminados, destrucción de escuelas, universidades, hospitales, casas, infraestructura, mezquitas, iglesias cristianas. Incluso campamentos improvisados, todo ha sido blanco de bombas proporcionadas por sus aliados estadounidenses y alemanes. Uso de fósforo blanco que quema hasta llegar a los huesos. 47 mil asesinados, 125 mil heridos, miles de mutilados, miles de palestinos que yacen bajo los escombros. Si consideramos las cifras dadas por la revista Médica británica The Lancet los muertos se elevan a 200 mil (3) lo que significa que el 8% de la población de Gaza ha sido exterminada por la expresión del neonazismo del siglo XXI.
Un campo de exterminio donde el pueblo palestino es considerado como bestias, subhumanos, a los cuales se les considera como seres desprovistos de derechos a los cuales se les asesina impunemente. Un campo de experimentación de armas, que sirve para la industria de exportación de instrumentos de guerra por parte del ente israelí. Un territorio como Gaza donde se denigra hombres y mujeres, donde se les desnuda y hasta sodomizaba a prisioneros por sus captores. Una región donde los francotiradores sionistas juegan al tiro al blanco, donde gozan subiendo a las redes sociales la destrucción de viviendas o exhibir a los combatientes palestinos muerto encima de los vehículos militares, donde lanzan desde las alturas a los asesinados. Un escenario de escarnio y brutalidad. El odio institucionalizado y avalado por la sociedad israelí y las comunidades judías del mundo.
La Sra. Agosín en su escrito nos vuelve a sombrar con su claridad argumentativa y afirma “El Holocausto no comenzó con las cámaras de gas, sino con propaganda escrita y visual, mentiras, prejuicios y discursos que deshumanizaron a una comunidad entera. La indiferencia de las personas y la inacción de los gobiernos jugaron un rol clave en permitir que esas imágenes caricaturescas y palabras se transformaran en políticas de exterminio. Hoy, 80 años después, nos enfrentamos a una pregunta urgente: ¿hemos aprendido lo suficiente para que esto nunca más vuelva a suceder? Lamentablemente la respuesta es no”
Qué puedo refutarle Sra. Agosin frente a tanta iluminación narrativa. Nuevamente concordamos y tomo sus palabras para sostener que el genocidio del pueblo palestino no comenzó el 7 de octubre del año 2023 tras la operación de resistencia justa, necesaria y legal de los combatientes palestinos. Su antecedente se pierde incluso antes que su admirada entidad israelí hubiese nacido el 14 de mayo de 1948. Con el Plan Dalet, por ejemplo, destinado a implementar la conjugación de expulsión y exterminio, falsificación e invisibilización de la historia palestina. Cuando aún no se llamaban Israel, el sionismo y sus grupos terroristas asesinaban a diestra y siniestra a hombres y mujeres palestinos. Sembrando el terror.
En Deir Yassim, el odio se expresó en toda su dimensión. Al Nakba (catástrofe en árabe), representó el incremento de la destrucción de aldeas y pueblos palestinos, en la ocupación de sus territorios, en el despojo de sus riquezas naturales. Un proceso de expolio y crimen que no ha cesado en siete décadas, con la consolidación de la ocupación y creación de asentamientos en Cisjordania, en el bloqueo brutal de Gaza desde el año 2006. En las decenas de miles de asesinatos en las Intifadas y las agresiones contra el territorio palestino, tanto en gaza como en Cisjordania.
Años de deshumanización del pueblo palestino a manos de la sociedad israelí con imágenes caricaturescas, con la banalización de su forma de vida y creencias, con el incremento del racismo y la inacción de la mal llamada comunidad internacional, que ha permitido que la sociedad sionista y sus lideres políticos y militares lleven décadas de genocidio. Después de 77 años de crímenes contra palestina nos enfrentamos, efectivamente, a una pregunta urgente ¿Hemos aprendido lo suficiente para que los crímenes contra el pueblo palestino no vuelvan a suceder?
Lamentablemente Sra. Agosín su interrogante tiene una respuesta única: No, No hemos aprendido nada. Y, menos ustedes los defensores del régimen israelí, que a pesar de tener en la memoria esos crímenes del Tercer Reich y utilizarlos profusamente, su Israel lo repite día a día contra el pueblo palestino. Ustedes como CJCh suelen hacer llamados al gobierno chileno para impulsar sus intereses. Permítame hacer una: llamó al gobierno del presidente Gabriel Boric a promover la defensa del pueblo palestino a luchar por concretar el camino de su autodeterminación, al mismo tiempo de exigir justicia y reparación. Castigo a los culpables políticos y militares, a los que han incitado el odio y los llamados a genocidio. Romper relaciones con la entidad genocida israelí, expulsar al embajador de Israel en Chile. Suspender todo tipo de acuerdos económicos, militares, de asistencia policial, de seguridad, de impedir que chilenos sirvan en el ejército sionista y por tanto se hagan cómplices activos de crímenes de guerra y lesa humanidad.
Igualmente hago un llamado para castigar en forma simbólica a quienes de alguna forma osan sostener y defender, por ejemplo, ideas pronunciadas por la ucraniana Golda Mabovich – conocida como Golda Meir – al justificar los crímenes contra el pueblo palestino del cual sostiene que no existe un país llamado así. Una idea despreciable de Mabovich replicada por la periodista chilena, declarada ferviente sionista, Patricia Politzer Kerekes “Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. No podemos perdonarlos por obligarnos a matar a sus hijos. Solo tendremos paz con los árabes cuando amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros” (4)
Idea que al ser mencionada en una columna de opinión señalé que no deseaba comentar esta cita vulgar que muestra la irracionalidad y la estupidez del sionismo, el oído parido y enajenado que sienten contra los Goyim – los no judíos – y en especial contra el pueblo semita palestino. Al leer la columna de la Sra. Politzer Kerekes no siento tristeza, ni pena, ni me asombra lo que dice esta mujer defensora del régimen criminal nacionalsionista israelí. Lo que siento es: un profundo desprecio, como lo siento con todos aquellos (as) que justifican los crímenes cometidos por Israel, bajo el intríngulis argumentativo aprendida en su curso de Hasbará.
Efectivamente hay que avanzar en sancionar los discursos de incitación al odio, como afirma la Sra. Agosin, siempre tan llana a declarar su amor por el diálogo y condenar las expresiones que le parecen un peligro para la convivencia, pero no decir, absolutamente, frente a los cientos de miles de asesinatos cometidos por el gobierno israelí al que tanto defiende. Esa conducta nos lleva a dar piso en manifestar nuestro absoluto rechazo a quienes “creen que deshumanizar, insultar y actuar en base a prejuicios es aceptable”
Pablo Jofré Leal
Artículo para Hispantv
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- https://opinion.cooperativa.cl/opinion/derechos-humanos/80-anos-de-la-liberacion-de-auschwitz-la-importancia-de-las-politicas/2025-01-16/100711.html?fbclid=IwY2xjawIEyXhleHRuA2FlbQIxMAABHSsjfWME6M-fYOzMPHr_wjex4shaJ4tRbo5pP1zCpUCIVWZKmZP_uHTrhQ_aem_HYo9JcYAXQjX49rzhfMNQw
- "Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos…Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos…” Refiriéndose a las mujeres palestinas Shaked añadió: "Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes". https://www.huffingtonpost.es/2015/05/09/ministra-israeli-madres-palestinas_n_7248828.html
- https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext
- https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2024/10/07/sin-palabras/