Desde entonces, esta agresión se ha extendido a los campamentos de Tulkarm y Tubas pese a las advertencias de los organismos internacionales y locales palestinos.
Hasta el momento, al menos 57 palestinos han sido asesinados por las fuerzas armadas sionistas en la Cisjordania ocupada y unos 45 000 palestinos siguen forzosamente desplazados de sus hogares en lo que muchos temen de que se convierta en una segunda ‘Nakba’.
Tras dos meses de la brutal agresión sionista, al menos unas 600 casas han sido demolidas o dañadas en el campamento de Yenín convertido en una ciudad desierta, mientras que las calles han sido arrasadas por pesadas excavadoras militares y hoy son solo montículos de barro intransitables.
Solo del campamento de refugiados de Yenín, unas 21 000 palestinos se han visto obligadas a abandonar sus hogares, en la que es ya la operación militar más larga en más de dos décadas en Cisjordania y exceptuando al propio régimen usurpador, nadie sabe con certeza lo qué está pasando en las estrechas callejuelas del campamento.
La agresión militar israelí cumplió hoy 53 días consecutivos en la ciudad y el campamento de Tulkarem, y 40 días en el de Nur Shams, a pocos kilómetros del primero. Combinados, unas 24 000 palestinos han sido forzosamente desplazadas de ambos.
Familias palestinas desplazadas llevan meses viviendo en un centro comunitario municipal, alquilando en la periferia o conviviendo con familiares lejos del asediado campamento.
La llegada de un pelotón de tanques israelíes a la urbe de Yenín a finales de febrero, la destrucción generalizada y simultánea de varios campamentos o el hecho de que el régimen sionista haya advertido que los palestinos no podrán volver a sus casas en todo 2025, son varios factores que convierten esta ofensiva en una sin precedentes.
Las fuerzas israelíes demolieron al menos 27 viviendas en el campamento de Nur Shams en un día, lo que según los equipos de emergencia de la Media Luna Roja, ha causado daños en muchos otros edificios, si bien la cifra real se desconoce.
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