El jueves, se registró un ataque con arma blanca en la basílica de Nuestra Señora de la ciudad francesa de Niza, que causó la muerte de tres personas y dejó varios heridos.
En reacción, el general de brigada Hosein Dehqan, asesor en asuntos de la Industria de la Defensa del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, responsabilizó al mandatario galo por el aumento de la violencia en el país europeo.
“Macron es el principal culpable de los recientes acontecimientos en Francia”, señaló el mismo jueves el funcionario persa, antes de subrayar que insultar al Profeta del Islam, el Hazrat Muhamad (la paz sea con él), como matar a la gente, constituye un acto terrorista.
En un mensaje difundido en su cuenta en la red social Twitter, Dehqan denunció, de este modo, las controvertidas caricaturas del Profeta del Islam (P), publicadas el pasado septiembre por la revista satírica gala Charlie Hebdo, y el rechazo de Macron a condenar tal blasfemia bajo el pretexto de defender la libertad de expresión.
Ante tal situación, el asesor del Líder de Irán instó al presidente francés a “disculparse de inmediato”. “No existe un doble rasero en torno a la libertad”, agregó.
Las declaraciones islamófobas de Macron han recibido una ola de rechazos de diferentes países islámicos, incluidos Irán, Paquistán, Irak, El Líbano, Palestina, Bangladés y Turquía. Incluso, el Parlamento Árabe (PA) ha pedido la criminalización de profanación del Gran Profeta, que surge desde el Occidente.
Es más, varios analistas creen que, con su apoyo a la islamofobia, Macron quiere desviar la atención pública de las continuas manifestaciones contra sus políticas y la mala situación económica que está sufriendo Francia.
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