“Prevemos imponer una muy severa segunda ronda de sanciones”, en caso de que Moscú no cumpla con el plazo especificado en la Ley para la Eliminación de Armas Químicas y Biológicas, ha anunciado este jueves la secretaria adjunta para Asuntos Económicos y Negocios del Departamento de Estado de EE.UU., Manisha Singh.
En una audiencia ante la Cámara de Representantes del país, Singh ha exigido a Moscú cooperar para encontrar respuestas al caso Skripal. Esto mientras Rusia siempre ha rechazado las acusaciones que le vinculan con el mismo.
Fue en agosto pasado cuando la Casa Blanca puso en marcha un paquete de sanciones económicas contra Rusia por el envenenamiento de Skripal y su hija Yulia, acaecido el 4 de marzo en la ciudad británica de Salisbury (sur).
Prevemos imponer una muy severa segunda ronda de sanciones” en caso de que Moscú no cumpla con el plazo especificado en la Ley para la Eliminación de Armas Químicas y Biológicas, dice la secretaria adjunta para Asuntos Económicos y Negocios del Departamento de Estado de EE.UU., Manisha Singh, respecto al envenenamiento de Serguéi Skripal.
El ataque de Salisbury provocó una ola de tensión diplomática que derivó en la mayor expulsión occidental de diplomáticos rusos desde la Guerra Fría, como resultado del apoyo de los aliados de Londres. Mientras que, en una medida simétrica, Rusia ordenó la salida inmediata de diplomáticos de países del Occidente.
Asimismo, el 5 de septiembre, la Fiscalía británica acusó a los ciudadanos rusos Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov de estar detrás del ataque a Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio de inteligencia británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido.
En ese entonces, el Kremlin rechazó las acusaciones de Londres y las consideró infundadas. Tras ello, reclamó acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.
Este mismo jueves, Petrov y Boshírov han alegado que no tuvieron nada que ver con el envenenamiento. Pero, el Reino Unido ha asegurado que busca detenerlos.
“Nosotros tomaremos todas las medidas para que sean detenidos y comparezcan ante un tribunal en Reino Unido si algún día cruzan las fronteras de Rusia”, ha informado un portavoz de Londres.
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