El atentado terrorista en la ciudad de Al-Hasaka, en el noreste de Siria, tiene una estrecha relación con las políticas de Riad, Ankara, Doha y otros gobiernos occidentales, patrocinadores de los grupos terroristas que no escatiman ningún esfuerzo para prolongar la crisis en Siria, acusa la Cancillería siria en una carta dirigida este miércoles a dos entes de las Naciones Unidas, la Secretaría General y el Consejo de Seguridad (CSNU).
El Ministerio de Asuntos Exteriores sirio también ha pedido al CSNU que aplique medidas de disuasión para bloquear el apoyo financiero de esos tres países a los terroristas y destaca que esta medida beneficia a la seguridad internacional.
Damasco hace esta crítica a raíz del atentado con motobomba que dejó el martes al menos 16 personas muertas cerca de una panadería en Al-Hasaka.
El grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), a través de su agencia de noticias Amaq, asumió la autoría del atentado y alegó que también 35 combatientes kurdos perdieron la vida en el ataque, aunque, según fuentes oficiales, todas las víctimas eran civiles que estaban en la fila para comprar pan.
Anteriromente, Damasco ha pedido a al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) a “tomar medidas penales inmediatas” contra Turquía, Arabia Saudí y Catar por su apoyo al terrorismo.
Desde el comienzo de la crisis siria en 2011 el Gobierno sirio ha acusado en varias ocasiones a Turquía, Arabia Saudí, Catar y otros países regionales y occidentales de proveer apoyo a los grupos extremistas que luchan con el fin de derrocar al Gobierno del presidente sirio Bashar al-Asad.
Los sangrientos conflictos en Siria —tal como estima el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura,— ha dejado más de 400.000 muertos en los últimos cinco años.
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