“Estados Unidos sigue difamando a China y difundiendo la supuesta ‘amenaza china’ para inventar un pretexto que justifique sus acciones para controlar a los países de esta región [América Latina y el Caribe], algo que está condenado al fracaso”, ha asegurado este lunes el portavoz de la Cancillería china, Lin Jian, en una rueda de prensa.
El portavoz chino ha dejado claro que las declaraciones de los funcionarios estadounidenses al respecto “están impregnadas de sesgo ideológico y de la mentalidad de la Guerra Fría”.
Lin ha subrayado que la comunidad internacional reconoce que Estados Unidos trata a América Latina y el Caribe como su “patio trasero” y les impone la “Doctrina Neo-Monroe”, interviene en asuntos internos de la región, los ha estado coaccionando con amenazas arancelarias y mantiene bases militares en todo el hemisferio occidental.
Esto mientras, ha agregado, China siempre ha basado sus relaciones con los países de la región sobre los principios de igualdad, beneficio mutuo y cooperación, sin buscar esferas de influencia ni dirigirse contra terceros países.
En su intervención en la Conferencia de Seguridad Centroamericana 2025 en Ciudad de Panamá la semana pasada, el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, acusó a China de invertir y operar en esta región, “para obtener ventajas militares y beneficios económicos injustos” y aseveró que Washington debe disuadir con firmeza las amenazas de Pekín en el hemisferio occidental.
El 9 de abril, el subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, por su parte, dejó claro a El Salvador la importancia de la colaboración en 5G, ciberseguridad e Inteligencia Artificial (IA), y enfatizó la necesidad de impedir la colaboración de China y su acceso a estas áreas estratégicas en el país latinoamericano.
Tras la llegada del presidente estadounidense, Donald Trump, al poder en el pasado enero, ha presionado a los países latinoamericanos para que reduzcan sus lazos con China.
Incluso Trump ha llegado a amenazar con retomar el control del canal de Panamá por la fuerza, acusando a Pekín de operar y controlar la estratégica vía interoceánica, las acusaciones que han sido con contundencia por parte de China y Panamá.
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