“Reiteramos nuestra solidaridad con Nicaragua frente a las acciones injerencistas e intentos de desestabilizar a la nación que han provocado lamentables pérdidas de vidas y cuantiosos daños materiales”, declaró ayer jueves el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Mediante una carta, el mandatario felicitó a Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el 39º aniversario de la Revolución sandinista, que llevó al poder al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
En la misiva, Díaz-Canel expresa la disposición de La Habana a fortalecer aún más lazos bilaterales con Managua. “En tan significativa fecha, deseo reiterarles nuestra amistad y apoyo inquebrantables, y la total disposición para continuar fortaleciendo los históricos lazos que nos unen”, señala.
Reiteramos nuestra solidaridad con Nicaragua frente a las acciones injerencistas e intentos de desestabilizar a la nación que han provocado lamentables pérdidas de vidas y cuantiosos daños materiales”, declara el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Además, Díaz-Canel denuncia que los ataques a la nación centroamericana atentan contra la seguridad ciudadana y los avances económicos y sociales alcanzados durante los mandatos de Ortega.
Por su parte, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, ha enviado otra carta en la que alaba los lazos de solidaridad con Nicaragua y el FSLN, y manifiesta su respaldo ante los “intentos desestabilizadores”, refiriéndose a las violentas protestas de la oposición.
El mismo jueves, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, acusó a EE.UU. de aplicar la doctrina Monroe contra Nicaragua y tildó de “hipócritas” a quienes se llaman a sí mismos defensores de la democracia pero apoyan y financian golpes de Estado y promueven violencia en otros países.
Nicaragua ha llegado al mencionado aniversario con violentas acciones callejeras, que comenzaron por una reforma del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS), en la que se preveía incrementar la contribución de las empresas y trabajadores (aunque después fue revocada).
Ante esta situación, el presidente de Nicaragua denuncia que su país es blanco de una guerra mediática y armamentística desatada por el Gobierno estadounidense y su presidente, Donald Trump.
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