Desde principios de 2009, las flotas del Ejército iraní iniciaron operaciones en aguas internacionales con el objetivo de asegurar las líneas marítimas y abordar amenazas de piratería, entre otras misiones.
En 2019, el destructor Alborz se reintegró a la Fuerza Naval iraní después de someterse a significativas reparaciones y la instalación de sistemas y tecnologías modernos.
Este destructor, que se unió a la flota naval en Bandar Abbas en 1972, tiene un peso de 1550 toneladas y alcanza una velocidad de más de 36 nudos.
Con una vida útil que supera los 48 años, la embarcación ha sido objeto de reparaciones y renovaciones, acumulando un total de 45 250 horas-hombre de trabajo útil.
La llegada de la flotilla al mar Rojo se da en un contexto de crecientes tensiones tras los ataques de represalia de Yemen a buques con bandera o propiedad israelí, en solidaridad con los palestinos en la Franja de Gaza.
En un comunicado contundente emitido el domingo, las Fuerzas Armadas de Yemen advirtieron a Estados Unidos que Washington tiene que asumir plena responsabilidad por las consecuencias de un letal ataque de la Armada de EE. UU. a barcos yemeníes en el mar Rojo.
La advertencia se produjo luego de que, más temprano ese mismo día, helicópteros de la Armada de EE.UU. atacaran cuatro barcos pertenecientes a las Fuerzas Navales de Yemen, hundiendo tres de ellos y cobrando la vida de al menos 10 miembros del servicio yemeníes.
Las Fuerzas Armadas de Yemen han venido llevando a cabo ataques con misiles y drones contra embarcaciones con rumbo a puertos ocupados por Israel, en respaldo a los palestinos en la Franja de Gaza, que sufren una guerra genocida implacable por parte del régimen israelí desde hace más de dos meses.
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