EE.UU. es una vez más escenario de tensión racial. Las marchas por la discriminación se originaron luego del asesinato de Martin Luther King, en 1968 y todo indica que aún esta situación sigue sin resolverse.
Los manifestantes volvieron a tomar el sábado las calles de San Luis (Misuri, EE.UU.) luego de que un juez absolviera al expolicía blanco Jason Stockley, quien fue acusado hace un año de balear a muerte al joven afroamericano Anthony Lamar Smith, y sembrarle un arma.
Las protestas se desarrollaron en paz en las primeras horas, tal como habían ocurrido el día viernes, y así continuaron hasta la noche. Pero el intento de la policía para dispersar a los indignados desató una ola de violencia.
Un conflicto callejero que llevó a algunos manifestantes a arrojar piedras y proyectiles con pintura a los agentes. Al menos nueve personas fueron detenidas en estos sucesos, sumándose a los 23 arrestados del día anterior.
La muerte de Smith es sólo uno de varios casos en EE.UU., que han ocurrido en años recientes, en los que un policía blanco balea a muerte a un sospechoso negro. Por ello, mucha gente insiste en que se debe iniciar una lucha en todo el país para detener semejantes hechos.
Los incidentes de esta semana se producen tres años después de que la muerte de otro hombre afroamericano en el cercano suburbio de Ferguson provocara debates e ira en el país. Esta zona se convirtió en el centro del debate sobre las relaciones raciales luego de la exoneración del oficial blanco Darren Wilson, quien disparó y mató al adolescente Michael Brown en 2014.
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