El 6 de diciembre de 2019, un militar saudí mató a tiros a tres personas e hirió a otras ocho en la base aérea de Pensacola, en Florida (sureste de EE.UU.). El atacante fue eliminado por las fuerzas de seguridad estadounidenses.
El teniente coronel y portavoz del Pentágono, Robert Carver, informó el domingo a la cadena norteamericana CNN, que, como resultado de las investigaciones sobre el caso de Pensacola, el Departamento de Defensa estadounidense ha restringido la participación de los estudiantes militares de Arabia Saudí en sus programas de entrenamiento para extranjeros.
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“Esta pausa en los entrenamientos sigue todavía en vigor mientras implementamos una nueva investigación y adoptamos medidas de seguridad”, adelantó el vocero del Departamento de Defensa estadounidense (Pentágono).
Dado que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) decidió tratar el tiroteo de diciembre como un posible atentado terrorista, el Pentágono realizó una investigación minuciosa a los 850 militares saudíes que entrenan, actualmente, en bases estadounidenses.
Conforme a fuentes cercanas al caso, los militares de Arabia Saudí no están acusados formalmente de ayudar al teniente de la Fuerza Aérea Saudí de 21 años, responsable del tiroteo; aunque, la investigación halló que las fuerzas saudíes tienen relación con movimientos extremistas y algunas otras están acusadas de poseer pornografía infantil.
Después del letal tiroteo, numerosos congresistas estadounidenses, demócratas y republicanos, consideraron el hecho como “un acto terrorista” e instaron al Gobierno de Donald Trump a cesar el programa de entrenamientos destinado a militares saudíes.
No obstante, el inquilino de la Casa Blanca sigue defendiendo a la monarquía saudí y el apoyo militar que brinda al reino árabe. “Hablé con el rey de Arabia Saudí, está devastado y lo lamenta. Están investigando lo que sucedió”, comentó entonces Trump a los periodistas.
El pasado julio, el mandatario estadounidense vetó las resoluciones del Congreso a favor de bloquear las multimillonarias ventas de armas a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Trump hace oídos sordos a los llamados de los propios estadounidense y organismos internacionales, y describe al príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, como su “amigo” y le agradece sus millonarias adquisiciones de armas.
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