Manipular las leyes al gusto y antojo de una clase privilegiada de ciudadanos. Justificar el abuso de poder a través de la excusa del proceso electoral. Tales son las denuncias que estos ciudadanos realizan en contra del Presidente Donald Trump.
Para muchos ciudadanos, Estados Unidos adquiere similitudes con otros países en donde reina la corrupción, el mal gobierno y la represión. La diferencia, sin embargo, es que en Estados Unidos, estas lacras decadentes son fundamentos del trumpismo, así como conductas legitimizadas por los mismos ocupantes del poder.
Otro de los aspectos que señalan los activistas que se congregan casi cotidianamente en torno a la Casa Blanca y el Capitolio es la preocupación existente en torno al proceso electoral y democrático en EE.UU., en particular, con miras a las elecciones de medio término en 2026.
Desde sus inicios en la palestra política, Trump mantiene esta imagen de impunidad. En la que el oligarca pudiente se encuentra por encima de la ley de los “comunes”. Con el paso del tiempo, dicha actitud se ha contagiado al entorno inmediato del status quo. Y ahora, no solo es Trump, pero toda la clase gobernante; así como la oligarquía quienes comparten la misma impunidad.
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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