Equipado con un termómetro infrarrojo, el artista austríaco Jonas Griessler mide el calor sofocante en un patio interior en el centro de Viena. Lo hace luego de que se aplicara una paleta de colores sobre el asfalto del lugar, combinando creatividad, ciencia y urbanismo, como alternativa a la última ola de calor que asfixia a Europa.
En este espacio, la temperatura del asfalto se redujo de 31 °C a 20 °C gracias a la pintura especial que refleja la luz solar, evitando que la superficie absorba tanto calor.
Este tipo de iniciativas se están implementando en varias ciudades europeas, que buscan adaptar su planificación urbana para hacer frente al cambio climático. El aumento de zonas verdes y el uso de materiales naturales y sostenibles también forman parte de soluciones a largo plazo.
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