El rezo colectivo, uno de los rituales de hoy no solo es una ocasión para celebrar, sino una verdadera muestra de unidad y devoción entre los musulmanes.
Tras treinta días de ayuno, oración y reflexión, jóvenes y ancianos caminan con paso firme desde las primeras horas de la mañana hacia las mezquitas. Ha llegado el día tan esperado en Irán: Eid al-Fitr, la festividad que marca el fin del Ramadán para honrar uno de los cinco pilares del Islam. Hoy inicia un puente de tres días de festividades que fomentan la generosidad de comunidad.
Los rituales de este día festivo se centran principalmente en el rezo colectivo, que se lleva a cabo en todos los rincones del país. Para muchos, el Eid al-Fitr es una oportunidad para reunirse con la familia, celebrar el resultado de un mes sagrado y compartir momentos de profunda espiritualidad.
El Eid no se limita a la oración, sino que también es una jornada de caridad. La donación es una obligación para aquellos que pueden dar, asegurando que nadie se quede sin poder celebrar el final del Ramadán.
La oración se complementa con dos sermones, en los que el imán, entre otras cosas, expresa sus mejores deseos para todos los creyentes, pidiendo que Dios acepte su ayuno, les brinde fortaleza para afrontar los desafíos y los guíe hacia la construcción de un mundo más justo.
Este año, Eid al-Fitr coincide con Noruz, que anuncia el comienzo de la primavera. Una celebración doble (especial) que une a miles de musulmanes en un día lleno de gratitud, alegría y momentos inolvidables de unidad.
Nargues Fallah, Teherán.
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