El viceministro ruso de Exteriores, Grigori Karasin, cuando el martes, en una entrevista con el diario local Kommersant, le preguntaron sobre la llegada en 2018 de cascos azules a Donbás, en el este de Ucrania, dejó claro que ello no implica el cierre de la frontera entre Rusia y el país europeo.
El diplomático recordó que el proyecto de resolución sobre el despliegue de una misión de paz de la ONU en esa zona —propuesto, de hecho, por Moscú— define como objetivo principal la protección de los observadores de la misión especial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
“Vemos intentos artificiales de cambiar esa concepción para establecer una administración externa (de la ONU) en el suroeste (de Ucrania) y cerrar la frontera entre Donbás y Rusia; eso no puede ser, Rusia nunca lo permitirá”, advirtió Karasin.
Vemos intentos artificiales de cambiar esa concepción para establecer una administración externa (de la ONU) en el suroeste (de Ucrania) y cerrar la frontera entre Donbás y Rusia; eso no puede ser, Rusia nunca lo permitirá”, advirtió el viceministro ruso de Exteriores, Grigori Karasin.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó su apoyo al envío de cascos azules a Ucrania siempre y cuando su misión consista en garantizar la seguridad de los observadores de la OSCE y no se extienda más allá de la línea de separación entre las tropas del Gobierno ucraniano y las milicias de Donbás.
Sin embargo, Kiev insiste en que la misión debe tener un mandato más amplio y emplazarse en todo el territorio de Donbás hasta la frontera con Rusia y se niega a dialogar directamente con las milicias.
Desde 2014, año en que la península de Crimea se adhirió a Rusia, Kiev lleva adelante una campaña militar para hacer frente a los independentistas del este. Ucrania y el Occidente acusan a Rusia de haber enviado fuerzas a las zonas orientales para ayudar a los secesionistas.
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