Por Xavier Villar
Al inicio de su intervención, Zarif hizo una breve referencia a los debates del 55º Foro Económico Mundial de Davos (2025), destacando que gran parte de las discusiones se centraron en la “restauración del poder duro”, con especial énfasis en el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
La distinción entre poder duro y poder blando fue introducida por primera vez en la década de 1990 por el politólogo estadounidense Joseph Nye. De manera general, Nye define el poder como la “capacidad de influir en otros para alcanzar los resultados deseados”. El poder duro, en contraste, se basa en la coerción, utilizando incentivos o amenazas para ejercer control. Sus principales herramientas incluyen la intervención militar, la diplomacia coercitiva y las sanciones económicas.
Según Zarif, muchos de los asistentes al Foro de Davos coincidieron en que Trump busca restaurar el poder duro, pero empleando herramientas arancelarias en lugar de recursos militares, lo que ya estaba previsto en la teoría del poder duro desarrollada por Nye.
En 2018, durante su primer mandato, Donald Trump implementó la agenda “America First” (América Primero), que incluyó la imposición de nuevos aranceles sobre diversas importaciones. Entre los productos afectados se encontraban los paneles solares y las lavadoras, con tasas de entre el 30 % y el 50 %, mientras que el acero recibió un gravamen del 25 % y el aluminio del 10 %. Aunque el objetivo principal de estas medidas fue China, los aranceles también se extendieron a importaciones de otros países.
En su nuevo mandato, Trump planea imponer aranceles de hasta el 60 % a las importaciones provenientes de China, y entre el 10 % y el 25 % a productos de países como México y Canadá, entre otras medidas.
Un ejemplo claro de la política de poder duro a través de la economía se dio durante la llamada “mini crisis económica” con Colombia. Tras la negativa del gobierno colombiano a aceptar dos vuelos militares con migrantes colombianos ilegales hacia Estados Unidos, Trump respondió anunciando la imposición de un arancel del 25 % sobre los productos colombianos, además de restricciones de visas para los ciudadanos colombianos. La medida generó tensión en las relaciones bilaterales, pero finalmente Colombia accedió a aceptar los vuelos, lo que llevó a la suspensión de los aranceles por parte de Estados Unidos.
El exministro de Asuntos Exteriores también abordó los debates sobre el mundo postbipolar, destacando que varios de los participantes coincidían en que Europa busca aplicar una hegemonía relativa de Estados Unidos. Esto implica que Europa desea mantener una relación de influencia con Washington, pero sin que este ejerza un control total, buscando un liderazgo compartido y un equilibrio de poder en el que las potencias europeas tengan voz y peso en las decisiones globales. Sin embargo, según Zarif, esta visión no es compartida por Donald Trump.
En este contexto, Zarif recordó que, a lo largo de los años, ha señalado en varias conferencias que muchos estadounidenses y observadores creyeron que se había formado un orden americano y que el mundo unipolar se había consolidado. No obstante, en su opinión, esto no era más que una ilusión sobre el orden unipolar, más que una realidad. En este escenario erróneo, Estados Unidos pensaron que realmente habían ganado la Guerra Fría, que la Unión Soviética había perdido y se había convertido en una “esclava”. Pero, según Zarif, esto no era cierto, ya que las relaciones internacionales no son juegos de suma cero.
Para Zarif, el orden bipolar ha colapsado, y con ese colapso han surgido eventos que van mucho más allá de la desaparición de ese sistema. Uno de esos eventos es el surgimiento de lo que él denomina el “mundo post-internacional”, también conocido como el “mundo en red”. En este nuevo escenario, han emergido nuevos actores, lo que da paso al concepto de “mundo post-occidental”, en el que las dinámicas de poder se han diversificado y ya no están dominadas exclusivamente por Estados Unidos ni por Occidente.
Respecto al nuevo orden internacional, Zarif afirmó: “No se formará un nuevo sistema bipolar en el ámbito internacional en un futuro cercano. Algunos interpretan esta situación como el inicio de un caos, pero en mi opinión, no necesariamente se producirá caos. En cambio, nos enfrentamos a una nueva realidad internacional, en la que surgirán ‘alianzas temporales’, en lugar de ‘bloques permanentes’”. Según Zarif, el hecho de que ya no exista un sistema de lealtades fijas puede entenderse dentro de estas alianzas flexibles y específicas. Sin embargo, añadió que algunas de estas alianzas, debido a su naturaleza y objetivos, podrían ser más duraderas.
Durante su charla en el Instituto de Estudios de Irán y Eurasia, el actual vicepresidente estratégico también señaló que ciertos sectores fuera de Irán, incluidos los sionistas y algunos grupos opositores iraníes, buscan consolidar la idea de que Irán se encuentra en su momento más débil y, al mismo tiempo, más peligroso. Esta percepción se ha difundido tanto que, según relató, durante una de las sesiones en Davos, uno de los altos funcionarios europeos insistió constantemente en que Irán se había debilitado en los últimos años. “Al final le dije: supongamos que su afirmación es correcta y que Irán se ha debilitado. Entonces, ¿cómo pueden seguir diciendo que Irán está alterando la paz en Asia Occidental? Si, según ustedes, ya no tenemos el poder para hacerlo”, explicó Zarif. En esas conversaciones, su argumento central fue que la falta de paz en Asia Occidental no se debe a Irán, sino a la cuestión no resuelta de Palestina.
Zarif continuó su intervención señalando que algunos sostienen que Irán se ha “debilitado” y que la única opción restante sería desarrollar armas nucleares, lo que justificaría una acción militar. Sin embargo, destacó que las recientes declaraciones de Donald Trump sugieren que no está tan convencido de estos argumentos. Según Zarif, la postura de Trump no es fija y, dependiendo de las circunstancias, podría cambiar sus paradigmas. En este sentido, subrayó que Trump podría no ver a Irán como una amenaza nuclear inmediata y, en lugar de optar por la confrontación, podría considerar un acuerdo.
Respecto al futuro de Estados Unidos, el exministro de Exteriores subrayó que, aunque el país seguirá siendo la principal potencia mundial, experimentará un declive si no mantiene su hegemonía. En este contexto, explicó que los europeos afirman desear que Estados Unidos siga siendo la potencia hegemónica, pero destacó que el propio país no tiene interés en mantener esa posición.
Zarif también destacó que “no necesitamos establecer una relación amistosa con Estados Unidos, sino que debemos asegurarnos de que, cuando otros países decidan relacionarse con nosotros, no sientan que deben enfrentarse a Estados Unidos, porque si eso sucede, no nos elegirán”.
Por último, abordó la preocupación europea sobre el supuesto apoyo de Irán a Rusia en la guerra de Ucrania, un tema clave para Europa que debe resolverse. Zarif criticó igualmente lo que, a su juicio, es la repetición de las narrativas de Estados Unidos e Israel dentro de Irán, especialmente cuando se califica al gobierno de “traidor” por la posibilidad de mantener negociaciones con Estados Unidos.