Por: Xavier Villar
Ahmadian, un veterano comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), asume el liderazgo de una institución clave para la política exterior de la República Islámica. A finales de la década de los 90, ocupó el cargo de comandante en jefe de la Armada del CGRI y es ampliamente reconocido por la prensa iraní como una de las figuras más relevantes del CGRI, destacando como uno de los pioneros en el desarrollo de la estrategia conocida como “guerra asimétrica”.
También ejerció como miembro del Estado Mayor del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica desde el año 2000 hasta el 2007. Durante ese periodo, desempeñó un papel destacado en la configuración de políticas militares como líder del Centro Estratégico del CGRI. Además, ocupó el cargo de director de la Universidad Imam Husein.
Hace menos de un año, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, el Líder de la Revolución Islámica, nombró a Ahmadian como miembro del Consejo de Discernimiento del Sistema de Irán. Dicho organismo tiene la función de arbitrar posibles diferencias entre el Parlamento y el organismo de control constitucional en Irán.
Ahmadian posee un doctorado en gestión estratégica de la Universidad Nacional de Defensa, una maestría en ciencias de la defensa, y también cuenta con un doctorado en odontología.
Su conocimiento militar, así como su dominio de la estrategia y del concepto de “guerra asimétrica”, lo convierten en una figura sumamente relevante en un momento crucial tanto para la región como para la República Islámica.
Como era de esperar, la figura de Ahmadian es percibida de manera diferente por la prensa occidental y por los think tanks encargados de analizar la actualidad en la República Islámica. Por ejemplo, para The New York Times, Ahmadian es considerado una figura “sin experiencia alguna fuera del ámbito militar”.
Lo relevante de esta afirmación es que cuestiona toda la trayectoria militar de Ahmadian en un intento por desacreditar una de las instituciones más importantes de la República Islámica en la actualidad.
Además, esta crítica no tiene en cuenta las dimensiones políticas del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. El CGRI no puede ser analizada únicamente desde su perspectiva militar. Aunque es cierto que sus aspectos militares son los más relevantes, no se puede pasar por alto el análisis de sus principios políticos, ya que son los que la convierten en una institución política islámica. El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica es una herramienta más, quizás la más reconocida, de la visión islámica de la República Islámica, y no pueden ser analizadas de manera independiente.
Este intento de desprestigiar al Consejo Supremo de Seguridad Nacional no es casual, sino que ocurre en un momento en el que la estrategia política de la entidad sionista respecto a Irán ha demostrado ser un rotundo fracaso, y donde los Estados Unidos están perdiendo peso estratégico en la región.
Otra de las críticas que han surgido en diversos medios en los últimos días se centra en la supuesta lucha interna dentro de la República Islámica, particularmente en las disputas entre el presidente iraní, Seyed Ebrahim Raisi, y el exsecretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Ali Shamjani. Estas críticas, de manera intencionada, confunden las diferentes corrientes políticas presentes en Irán con supuestas divisiones. La intención detrás de esta crítica es retratar a Irán como un espacio político cerrado y monolítico, donde cualquier voz disidente se interpreta como un ataque directo al sistema. Sin embargo, la existencia de figuras políticas como Ahmadineyad y Rohani, por mencionar a dos expresidentes, desmiente la idea de una visión monolítica dentro de la política iraní.
Las críticas que han surgido y seguirán surgiendo en los próximos días y semanas deben ser entendidas no como un ataque personal contra Ahmadian, sino como un ataque a los fundamentos políticos en los que se basa la República Islámica, los cuales garantizan su soberanía y, al mismo tiempo, promueven una visión ummática.
Como se ha mencionado anteriormente, las funciones del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y el papel de Ahmadian como su secretario son de gran relevancia desde el punto de vista político dentro de la República Islámica.
A este respecto, el artículo 176 de la Constitución iraní establece de manera clara las funciones del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Con el objetivo de proteger los intereses nacionales y preservar la Revolución Islámica, la integridad territorial y la soberanía nacional, se formará un Consejo Supremo para la Seguridad Nacional y las Fuerzas Armadas, que estará presidido por el presidente y se encargará de cumplir las siguientes responsabilidades:
1. Determinar las políticas de defensa y seguridad nacional dentro del marco de las políticas generales determinadas por el Líder.
2. Coordinar las actividades en áreas relacionadas con la política, la inteligencia, lo social, lo cultural y lo económico en concordancia con las políticas generales de defensa y seguridad.
3. Explotar los recursos materiales e intelectuales del país para hacer frente a las amenazas internas y externas.
En conclusión, podemos afirmar que son precisamente estos objetivos los que convierten a Ahmadian, en su papel de secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, en un símbolo político de la República Islámica. Al mismo tiempo, este simbolismo político explica las críticas que ha recibido y seguirá recibiendo por parte de aquellos que forman parte de la familia discursiva liberal.
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Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.